lunes, 30 de mayo de 2022

Dios es mi esperanza…



 “Decir Dios es no absolutizar ningún camino, ni siquiera los caminos de la justicia, la verdad, la solidaridad. Decir Dios es decir el sí o el no, lo negativo y lo positivo, la vida y la muerte como caras de un mismo rostro. Decir Dios es decir el Todo con límites y el Todo sin límites, el Todo a partir de las figuraciones humanas y fuera de ellas.

Dios es esta realidad siempre mayor, la esperanza siempre más grande que todas nuesrras expectativas. Decir Dios es afirmar la posibilidad de caminos abiertos, es apostar a lo imprevisible aun cuando lo que esperábamos ya no tenga condiciones de realizarse.


Dios es mi esperanza siempre mayor porque de todos lados irrumpe alguna esperanza aunque no sea la esperada. Ella puede surgir de los animales, de los vegetales, del sol, de la luna, de las estrellas, de la brisa suave o de la tempestad. Ella puede emerger de 1o imprevisto de un tren que perdemos, de un poema de amor, de un encuentro, de una mirada, de una sonrisa. EIla puede nacer de los desechos, de los recuerdos de la madre muerta, de la nostalgia por quien está lejos. De pronto, sin ser esperada, la esperanza llega y súbitamente se va para volver de otro modo, desafiante, provocadora, en el cuerpo a cuerpo de la vida y de la muerte.


Dios es mi esperanza porque esta verdad diferente de todas las verdades me habita y relativiza mis proyectos, mis juicios, mis comportamientos, a veces demasiado cerrados. Y del interior mismo del abismo que vive en mí, continúo balbuceando: Dios es mi esperanza. Y este suspiro, una vez más, sustenta misteriosamente la vida.”


Ivone Gebara 

jueves, 26 de mayo de 2022

Carácter simbólico de los sacramentos…



 “La doctrina tradicional acentúa con fuerza que los sacramentos constituyen lo más propio de nuestra fe. Pero en realidad no son tan importantes como se cree. Están en el nivel de los signos rituales. Y los signos no son lo existencial ni lo vital. Lo que hacen es sólo volver consciente algo vital. A ello se agrega que los signos están indicando constantemente otra cosa, los signos sacramentales indican una realidad más profunda o más alta.

Lamentablemente, los sacramentos, en la mayoría de los casos, se han degradado hasta el punto de no ser más que rituales, sociológicamente importantes para que los grupos católicos se junten entre sí y proyecten algún perfil público. Hasta ahí estaría bien, mientras no se los entienda como intervenciones mágicas. Aun en los casos en que el rito sacramental ha guardado un contenido religioso valedero, sin deslizarse todavía hacia lo mágico, el sacramento es experimentado más bien como una señal que debe poner en movimiento al mundo de arriba, el otro mundo, y no como una acción simbólica. Pues su valor significativo se ha vuelto demasiado pobre.


Para poder vivenciarlos como auténticos y creativos signos de lo divino, habría que dejar de dividir la realidad única en dos mundos. Las acciones humanas pueden aparecer como revelaciones de la acción creadora de Dios sólo si se mira al cosmos y al ser humano como visibilidad de la inabarcable realidad original divina. Hacen faltan ojos que miren así.


La supuesta importancia de los sacramentos se origina en último término en la forma premoderna de representarse la fe. La modernidad creyente ha saldado ya sus cuentas con aquélla: se acabó con las intervenciones desde otro mundo que respondan a una señal o a una súplica a partir del nuestro. Los misterios son importantes y portadores de salud sólo en cuanto mysteria, es decir, como acciones simbólicas que vinculen a los seres humanos con la riqueza de la “Ultimidad”, solamente mediante la fuerza evocadora y creativa de los símbolos. Pero esta sensibilidad frente a los símbolos se ha vuelto una hierba difícil de encontrar, por culpa de una manera de pensar puramente objetivista.”


Roger Lenaers

lunes, 23 de mayo de 2022

En la espiritualidad, tampoco renuncies a tu mayoría de edad…



 “Reflexionaremos sobre algunos obstáculos que encontramos habitualmente  en la tarea de pensar por nosotros mismos.

Hoy en día los obstáculos externos bien se pueden sintetizar en la expresión “tutores”: son aquellas instancias o personas que toman sobre sí la tarea de superintendencia; que no promueven nuestra plena emancipación; que debilitan nuestra confianza en nuestro criterio; que exageran y dramatizan los errores de seguir el propio camino; que nos intimidan de forma obvia o sutil cuando nos apartamos de sus directrices.


Un ámbito en el que abundan esos “tutores” es el religioso. Frente a la genuina educación espiritual, la que favorece el cultivo de la sensibilidad hacia lo profundo tal como se manifiesta en nuestra propia interioridad, la instrucción religiosa ha promovido, con demasiada frecuencia, actitudes y consignas que van en dirección opuesta a la que define nuestra mayoría de edad.


Por ejemplo, se nos invita a tener fe, pero no entendida como confianza en nuestro propio fondo, que es uno con el fondo de la realidad, sino como asentimiento a dogmas y doctrinas. Hay quienes se erigen como mediadores entre nosotros y lo divino, quienes afirman conocer cuál es la voluntad de Dios para nosotros y quien sostiene que sus palabras deben ser asumidas como infalibles.


Desde el momento en que la obediencia se consideró virtuosa, la sumisión, la debilidad y la impotencia se equipararon con la bondad, y la confianza en sí mismo, con la soberbia y la perdición espiritual. 


La renuncia al ejercicio del propio discernimiento en el ámbito más íntimo, el de la vida espiritual, constituye un punto ciego estructural que propicia que también se incurra en esa abdicación en otras esferas de la vida. 


La actitud que alumbra y sostiene la genuina vida espiritual no es la fe entendida en su acepción degenerada, como aceptación de creencias, sino la fe entendida como confianza incondicional en lo Superior tal y como se revela en su lugar privilegiado de expresión: nuestra propia interioridad.”


Mónica Cavallé

miércoles, 18 de mayo de 2022

La conquista de la libertad vital…

 


“La conquista de tu libertad vital precisa riesgo y coraje. La libertad, como la sabiduría, es una conquista. Y no se llega a ella desde el miedo o la apatía. La libertad vital es un logro, adquieres la conciencia y la independencia para pensar y para obrar según tu propia voluntad y para incorporar en ti la capacidad de cuestionarlo todo. Sin miedos ni prejuicios. Solo guiado por la voluntad de ver y comprender. Quizá para cambiar. Quizá solo para entender. 

Ser libre consiste en dejar de ser el resultado del deseo de otros, de los miedos de otros, de las imposiciones coercitivas de otros. En otras palabras, tu libertad vital es el estado interior y exterior que te permite decidir si quieres hacer algo o no, siendo a la vez responsable tanto de tus acciones como de tus omisiones, en la medida en que comprendas y aceptes sus consecuencias.


Una sociedad cuyos individuos adquieren una libertad vital plena convierte esa sociedad en más consciente, más justa, con menos prejuicios, con menos miedos, con más capacidad de amar y de transformar a mejor el legado que recibimos.”


Álex Rovira

sábado, 14 de mayo de 2022

Solo en el amor se conoce y comunica a Dios…



“No vemos a Dios en la contemplación: Lo conocemos mediante el amor; pues Él es puro Amor y, cuando saboreamos la experiencia de amar a Dios por sí mismo únicamente, sabemos por experiencia Quién y qué es.


Una de las peores cosas que ocurren en un inoportuno esfuerzo por compartir con otros el conocimiento de la contemplación es el presuponer que todos querrán ver las cosas desde tu punto de vista, cuando, en realidad, no lo querrán. No tiene ningún sentido intentar que gente con diferente visión se entusiasme con respecto a la clase de vida interior que significa tanto para ti. 

Se privará a sí mismo y privará a otros de hallar el verdadero camino hacía la paz de Dios.


En primer lugar sustituirá la realidad de la luz que hay en él por su entusiasmo e imaginación naturales, y lo absorberá la tarea de comunicar algo que es prácticamente incomunicable; y corre el riesgo de ser llevado lejos de la simple luz y silencio en que se conoce a Dios sin palabras ni conceptos y de perderse en razonamientos, lenguaje y metáforas.”


Thomas Merton 

miércoles, 11 de mayo de 2022

Tú siempre estás…





“Cuando tú no estás 

Los leños de las vías se pliegan sobre sí

Quedando los vagones sin hora de salida

En un hangar sin fin

Cuando tú no estás

Se achican los abrazos, se seca el manantial

No hay lumbre en las canciones

La lámpara del faro desiste de alumbrar

Pero, por suerte para el mundo y para mí

Tú siempre estás, siempre estás

Pero, por suerte para el mundo y para mí

Tú siempre estás, siempre estás, siempre

Cuando tú no estás

Las hojas de los tilos se ausentan de su don

Y en todos los lugares dormitan escondidos

Los pájaros sin voz

Cuando tú no estás

La estancia se oscurece y se acentúa el mar

Vacías las ciudades, océanos sin peces

Cometas sin volar

Pero, por suerte para el mundo y para mí

Tú siempre estás, siempre estás

Pero, por suerte para el mundo y para mí

Tú siempre estás, siempre estás, siempre

Siempre.”


Pedro Guerra

sábado, 7 de mayo de 2022

Más allá de nombres, formas y conceptos…



 “A lo largo de los siglos las religiones se suelen desviar una y otra vez de la visión originaria de sus fundadores. Comienzan a institucionalizarse. Con el fin de mantener su influencia, la religión tiene que desarrollar una ideología pretendidamente incontestable para poder imponer esa ideología. Sigue aferrada a sus doctrinas, independientemente de los cambios que se van dando en su entorno. Es algo que les ha sucedido a todas las religiones. 

Únicamente la mística, a pesar de todas las persecuciones, ha quedado libre de este fenómeno. De ahí que la mística sea el instrumento para la renovación interior de toda religión.


Los sabios hindúes exigen que los buscadores auténticos, en su aspiración a lo divino, vayan más allá de nombres y formas. También los místicos cristianos exigen que busquemos lo divino más allá de todo concepto. No se experimenta lo divino en el comprender, sino en el desprendimiento de toda idea.


Lo que denominamos Dios es lo que se realiza y toma forma desde un fondo inconcebible.”


Willigis Jäger 

miércoles, 4 de mayo de 2022

Búsqueda y sentido…



“La búsqueda del sentido de la vida o de nuestro verdadero Ser o de Dios, como diríamos en la terminología cristiana, pertenece al principio básico de la evolución.


En realidad, no se trata de ninguna búsqueda, es más bien lo divino lo que se está desplegando en y a través de nosotros. Lo divino se está haciendo consciente en nosotros.


Creemos que estamos buscando a Dios, pero no somos nosotros los que buscamos la Realidad última, sino que es ella la que genera en nosotros el impulso del descontento y de la búsqueda. Dios es el buscador. Dios despierta en nosotros. Nosotros mismos no podemos “hacer” nada, solamente desprendernos de todo para que lo divino pueda manifestarse en nosotros. Lo único que podemos hacer es quitarnos de en medio en favor de Dios, según expresión de Eckhardt.


La naturaleza esencial se revela cuando no ponemos obstáculos. Si hay salvación, será la del dominio de nuestro yo, para que pueda desplegarse lo que somos en realidad.


El sentido de nuestra vida radica en la experiencia de nuestra naturaleza divina, así como de la de todos los seres. Esta experiencia consiste, en última instancia, en algo que se escapa a nuestra capacidad de expresión. Es, seguramente, el retorno a la identidad de Dios, a lo que Tauler denomina el “fondo”, Eckhardt “Divinidad”, Teresa el “castillo interior” y el zen, la “naturaleza esencial”.


Willigis Jäger  

domingo, 1 de mayo de 2022

Solo el amor…



“El amor es la epifanía de Dios en nuestra debilidad.

Hay en la voluntad humana una innata tendencia, una capacidad intrínseca para el amor desinteresado. Esta capacidad de amar a otro por sí mismo es una de las cosas que nos hace como Dios, porque esta fuerza es la única cosa que nos hace libres de todo determinismo. Es una fuerza que trasciende y escapa a la inevitabilidad del amor propio.

Decir que he sido creado a imagen de Dios es decir que el amor es la razón de mi existencia, ya que Dios es amor.

El amor es mi verdadera identidad. El desinterés es mi verdadero yo. El amor es mi verdadera personalidad. El amor es mi nombre.”


Thomas Merton