“A lo largo de los siglos las religiones se suelen desviar una y otra vez de la visión originaria de sus fundadores. Comienzan a institucionalizarse. Con el fin de mantener su influencia, la religión tiene que desarrollar una ideología pretendidamente incontestable para poder imponer esa ideología. Sigue aferrada a sus doctrinas, independientemente de los cambios que se van dando en su entorno. Es algo que les ha sucedido a todas las religiones.
Únicamente la mística, a pesar de todas las persecuciones, ha quedado libre de este fenómeno. De ahí que la mística sea el instrumento para la renovación interior de toda religión.
Los sabios hindúes exigen que los buscadores auténticos, en su aspiración a lo divino, vayan más allá de nombres y formas. También los místicos cristianos exigen que busquemos lo divino más allá de todo concepto. No se experimenta lo divino en el comprender, sino en el desprendimiento de toda idea.
Lo que denominamos Dios es lo que se realiza y toma forma desde un fondo inconcebible.”
Willigis Jäger