“La búsqueda del sentido de la vida o de nuestro verdadero Ser o de Dios, como diríamos en la terminología cristiana, pertenece al principio básico de la evolución.
En realidad, no se trata de ninguna búsqueda, es más bien lo divino lo que se está desplegando en y a través de nosotros. Lo divino se está haciendo consciente en nosotros.
Creemos que estamos buscando a Dios, pero no somos nosotros los que buscamos la Realidad última, sino que es ella la que genera en nosotros el impulso del descontento y de la búsqueda. Dios es el buscador. Dios despierta en nosotros. Nosotros mismos no podemos “hacer” nada, solamente desprendernos de todo para que lo divino pueda manifestarse en nosotros. Lo único que podemos hacer es quitarnos de en medio en favor de Dios, según expresión de Eckhardt.
La naturaleza esencial se revela cuando no ponemos obstáculos. Si hay salvación, será la del dominio de nuestro yo, para que pueda desplegarse lo que somos en realidad.
El sentido de nuestra vida radica en la experiencia de nuestra naturaleza divina, así como de la de todos los seres. Esta experiencia consiste, en última instancia, en algo que se escapa a nuestra capacidad de expresión. Es, seguramente, el retorno a la identidad de Dios, a lo que Tauler denomina el “fondo”, Eckhardt “Divinidad”, Teresa el “castillo interior” y el zen, la “naturaleza esencial”.
Willigis Jäger