sábado, 28 de septiembre de 2019

Devocionarios, tradiciones e infantilismo religioso...


"Las convicciones religiosas no pueden reducirse a una visión estática de las tradiciones y tampoco a una visión deliberadamente ingenua de las relaciones humanas. Las convicciones religiosas, igualmente, no pueden reducirse a la ola de las más variadas devociones que se propagan a través de los medios de comunicación. Es más, no podemos seguir tratando al pueblo como ignorante e incapaz de formular preguntas inteligentes en relación con la iglesia.
Sin embargo, los sacerdotes comunicadores creen estar tratando con personas pasivas y, entre ellas, muchos jóvenes que desarrollan un culto romántico alrededor de la figura del papa. Los religiosos mantienen esta situación a menudo cómoda por ignorancia o avidez de poder. 
Aducir la interferencia divina para legitimar las decisiones que la Iglesia Católica Jerárquica impone, prescindiendo de la voluntad de las comunidades cristianas esparcidas por todo el mundo, es un ejemplo flagrante de esta situación. 
Es como si quisieran reafirmar erróneamente que la Iglesia es en primer lugar el clero y las autoridades cardenalicias a las cuales es conferido el poder de elegir un nuevo papa y que ésta es la voluntad de Dios. A los miles de fieles corresponde sólo orar para que el Espíritu Santo escoja al mejor, y esperar a que el humo blanco anuncie una vez más el “habemus papam”.
De manera hábil siempre están tratando de hacer a los fieles escapar de la verdadera historia, de su responsabilidad colectiva por el recurso a fuerzas superiores que dirigen la historia y a la Iglesia.
Es una lástima que estos formadores de opinión pública estén viviendo todavía en un mundo que es teológicamente,  y tal vez incluso históricamente, pre-moderno, donde lo sagrado parece separarse del mundo real y situarse en una esfera superior de poderes a la que sólo unos pocos tienen acceso directo. 
Es desolador ver cómo la conciencia crítica, en relación a sus propias creencias infantiles,  no haya sido despertada para su bien personal y en beneficio de la comunidad cristiana.
Parece que hasta destacamos los muchos oscurantismos religiosos presentes en todas las épocas, mientras el Evangelio de Jesús continuamente convoca a la responsabilidad común de unos con los otros.
Estos privilegios, tanto del punto de vista económico, como político y socio-cultural, mantienen al papado y al Vaticano como un Estado masculino aparte. Pero un Estado masculino con representación diplomática influyente y servido por miles de mujeres en todo el mundo, en las diferentes instancias de su organización. Este hecho nos invita también a reflexionar sobre el tipo de relaciones sociales de género que este Estado continua manteniendo en la historia social y política actual.
Las estructuras pre-modernas que todavía conserva este poder religioso necesitan ser confrontadas con los anhelos democráticos de nuestros pueblos en la búsqueda de nuevas formas de organización que se correspondan mejor con los tiempos y grupos plurales de hoy. Deben ser confrontadas con las luchas de las mujeres, de las minorías y mayorías raciales, de personas de diversas orientaciones sexuales y opciones, de pensadores, científicos y trabajadores de las más variadas profesiones.
Necesitan ser reelaboradas en la perspectiva de un mayor y más fructífero diálogo con otros credos religiosos y con las sabidurías esparcidas por todo el mundo."


Ivonne Gebara

jueves, 26 de septiembre de 2019

Un problema sin resolver...





"Que los derechos humanos constituyen un problema no resuelto en la vida y en la organización de la Iglesia, es algo que todo el mundo sabe y que los mismos dirigentes eclesiásticos reconocen públicamente.
Hasta este momento, no existe un documento oficial de las autoridades eclesiásticas aceptando públicamente el texto de la Declaración y comprometiéndose a ponerlo en práctica.
Y la razón de este hecho es clara: la Iglesia católica, tal como está organizada y tal como de hecho funciona, no puede aceptar el texto íntegro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Porque no puede aceptar la igualdad efectiva y real de hombres y mujeres. Ni la libertad de expresión y enseñanza sin recortes. Ni las garantías jurisdiccionales en el enjuiciamiento y medidas disciplinarias. Ni la participación de todos los miembros de la Iglesia en la designación de los cargos eclesiásticos. Y la lista, en lo referente a derechos humanos, se podría alargar mucho más."


José Mª Castillo

martes, 24 de septiembre de 2019

Autenticidad, o zumbido rentable...


"Para ser auténtica, la religión contemporánea tiene que eludir prácticamente toda definición religiosa. Porque ha habido infinitas definiciones, infinitas descripciones, y las palabras se han convertido en dioses.  Hay tantas palabras, que no podemos acercarnos a Dios mientras lo concibamos mediatizado por las palabras... Cuando se le fuerza rigurosamente a ubicarse más allá de las palabras, estas se multiplican como moscas y la religión se convierte en un enorme zumbido, muy rentable, muy sagrado, muy falso."

Thomas Merton


lunes, 23 de septiembre de 2019

La Indiferencia y la compasión...


"La indiferencia consiste en no querer ver, como una forma de blindarse frente a aquello que podría amenazar nuestra zona de confort, los intereses y expectativas de nuestro ego.
La indiferencia, por tanto, es lo opuesto a la compasión, en cuanto capacidad de sentir y vibrar con el otro, particularmente en su dimensión de necesidad y vulnerabilidad. La compasión nos remueve en las entrañas, nos ablanda y nos mueve a actuar en beneficio de la persona; la indiferencia nos ciega y endurece, nos paraliza y nos encierra.
Si tenemos en cuenta que la compasión constituye uno (si no el primero) de los ejes centrales del evangelio de Jesús, no es extraño que la indiferencia (junto con la hipocresía de quienes se consideran superiores a los demás o utilizan la religión en beneficio propio) sea la actitud denunciada con más dureza."


Enrique Martínez Lozano

sábado, 21 de septiembre de 2019

Por la plena igualdad en la iglesia...

"El próximo 3 de octubre, pocos días antes del comienzo del Sínodo de la Amazonía, las mujeres tomarán la voz en el Vaticano. Lo harán a través de la iniciativa #votesforcatholicwomen, lanzada por Voices of Faith (Voces de Fe), que han exigido al Papa y a los obispos trabajar para la plena igualdad de la Iglesia.
Aunque las mujeres son más de la mitad de los católicos del mundo, y quienes llenan las parroquias, su presencia en los ámbitos de decisión de la estructura eclesial es prácticamente testimonial. Hace unos meses, la Unión de Superioras Generales (organismo que aglutina a las religiosas de todo el mundo) pidió formalmente a la Santa Sede que las lideresas de las congregaciones que van a participar en el Sínodo de la Amazonía tuvieran voto, además de voz, en los debates. Algo que ya se ha conseguido para los religiosos, pero que sigue vetado a las mujeres.
Por ello han lanzado un vídeo y una petición a través de su web en la que claman por la igualdad de derechos y responsabilidades en el seno de la Iglesia. En el evento del 3 de octubre tomarán la voz una decena de religiosas de todo el mundo, entre ellas la catalana Teresa Forcades. "Las religiosas superamos en número a los hermanos, casi 10 a 1, pero no tenemos derecho a votar. Esto debe cambiar, si queremos ver la igualdad en el liderazgo de nuestra Iglesia".

La petición de las mujeres católicas no se cierra únicamente a la cuestión de la presencia de la mujer en la toma de decisiones o el debate sobre el sacerdocio femenino, sino que va más allá y ha sacado a la luz el abuso sexual y de poder que miles de eclesiásticos ejercen contra religiosas en todo el mundo, haciendo uso de su situación de privilegio. Un escándalo que el propio Papa tuvo que admitir hace meses y que desde el Vaticano se plantea como el gran desafío de futuro, una vez se termine de atajar la crisis provocada por los abusos sexuales a menores."




(Artículo completo en https://www.eldiario.es/sociedad/catolicas-convocan-concentracion-Roma-Iglesia_0_943855930.html)


miércoles, 18 de septiembre de 2019

Amar es la única norma...

"Durante años vamos construyendo una identidad que llamamos yo. Nos identificamos con una serie de patrones. Defendemos nuestro yo con ira y con miedo. Pero en el fondo el yo carece de sustancia. Consiste en un cúmulo de cosas aprendidas y no es más que un centro de funcionamiento utilizado como instrumento por nuestra naturaleza esencial. Se disolverá con nuestra muerte; lo que quedará entonces será nuestra verdadera identidad divina.
La mística no está más allá de Dios y del mundo. La mística es Dios y  mundo, una unidad indivisible. Este ser no se puede expresar con palabras, imágenes o símbolos porque toda imagen, símbolo o lenguaje sobre el ser están sujetos a cambios constantes, mientras que lo divino permanece inmutable.
La experiencia mística trasforma a la persona radicalmente. La moral se relega a un segundo plano, pues ahora se ve invadida por un amor global hacia todo y hacia todos. El amor se convierte en  la norma determinante de todas sus actuaciones. La consciencia mística apunta a la unidad. Quien se experimenta como uno con el prójimo tendrá una base totalmente nueva para la moral."

Willigis Jäger 

lunes, 16 de septiembre de 2019

Sin conocer el final...


"El suelo en el que puede comenzar la mente meditativa es el suelo de la vida cotidiana, la lucha, el dolor y la alegría fugaz. Debe comenzar allí, y traer orden, y desde allí moverse sin cesar. Pero si solo le preocupa hacer un orden, entonces ese mismo orden traerá su propia limitación, y la mente será su prisionera. En todo este movimiento, de alguna manera debes comenzar desde el otro extremo, desde la otra orilla, y no siempre preocuparte por esta orilla o cómo cruzar el río. Debes zambullirte en el agua, sin saber nadar. Y la belleza de la meditación es que nunca sabes dónde estás, a dónde vas, cuál es el final."

Krishnamurti

domingo, 15 de septiembre de 2019

La religión hoy...


"Tengo la impresión de que lo que hoy se pretende con la religión es llenar un vacío que no queda colmado sólo por la respuesta escatológica. Pienso que se busca «la experiencia religiosa».
Schleiermacher se refiere a la religión como un doble sentimiento: un sentimiento de «dependencia absoluta» y de «gusto del infinito». Pero en las sociedades que tienen unos derechos reconocidos, que gozan de unos índices de bienestar bastante satisfactorios y que tienen mecanismos para reivindicar las necesidades más básicas, ¿qué falta hace la religión?, ¿por qué existe esa necesidad de dependencia absoluta o de gusto por lo infinito?.
La necesidad de dependencia puede tener una explicación: vivimos en una "sociedad de riesgo", tenemos conciencia de ello y lo toleramos muy mal, queremos sentirnos seguro y a salvo. Esa seguridad la proporcionan, sin duda, la fe en Dios y la dependencia absoluta de él. Desde esta perspectiva, cualquier cosa que ocurra, por inexplicable o injusta que parezca, tendrá alguna razón de ser, por mucho que a nosotros se nos escape. O será compensada en el más allá. 
El gusto por lo infinito tiene que ver con el encuentro de la dimensión espiritual de la existencia, o mejor sería decir de la dimensión mística. Lo espiritual denota una realidad que requiere ser expresada, y la religión consigue darle formas de expresión. Aunque también hay que denunciar que numerosas formas de expresión y manifestaciones religiosas causan irritación a la inteligencia, son alienantes de lo humano.
En cualquier caso, una cosa es lo que hace que pervivan las religiones y otra, a veces muy otra, lo que mantiene funcionando a las Iglesias."

Victoria Camps

viernes, 13 de septiembre de 2019

Patriarcalismo y discriminacion en la iglesia católica...


Jesús de Nazaret formó un movimiento contrahegemónico igualitario de hombres y mujeres que lo acompañaron por los caminos de Galilea, compartieron su estilo de vida itinerante y asumieron responsabilidades sin discriminación alguna por razones de género.
En los primeros siglos del cristianismo hubo mujeres sacerdotes, diaconisas y obispas que ejercieron funciones ministeriales y tareas directivas hasta que la Iglesia se jerarquizó, clericalizó, patriarcalizó y las mujeres fueron reducidas al silencio.
No puedo compartir la idea del diaconado femenino, porque, de instaurarse institucionalmente y atendiendo a las funciones auxiliares que se les asignaría, las mujeres seguirían siendo subalternas y estarían al servicio de los sacerdotes y de los obispos, no de la comunidad cristiana. Más que de entrar en el estatus de colaboradoras directas de los sacerdotes y obispos, pasarían a un estado de servidumbre permanente.
Creo que es hora de pasar de la subalternidad de las mujeres a la igualdad; de la sumisión al empoderamiento; de su estatuto de dependencia a la autonomía; de ser objetos decorativos a sujetos activos. Y eso con el diaconado femenino no se lograría, sino todo lo contrario: se prolongaría la minoría de edad de las mujeres bajo el espejismo de que se está dando un importante paso hacia adelante y de que se les concede protagonismo.
Insisto, lo que se haría sería perpetuar la humillación y la servidumbre, la subalternidad y la dependencia del clero sacerdotal, episcopal y papal. Para que se produzca un cambio real en el estatuto de inferioridad de las mujeres es necesario que sean reconocidas como sujetos religiosos, eclesiales, éticos y teológicos, cosa que ahora no sucede.
Y para que esto suceda es necesario mirar al pasado, ciertamente, pero no con la añoranza de reproducir acríticamente la tradición, sino con el objetivo de recuperar creativamente el protagonismo que las mujeres tuvieron en el movimiento de Jesús y en los primeros siglos de la Iglesia cristiana. Pero, sobre todo, hay que mirar al presente y al futuro para poner en práctica en el interior de la Iglesia el principio de igualdad y no discriminación de género que rige, aunque imperfectamente, en la sociedad.
Cualquier discriminación y cualquier injusticia de género son, antropológicamente, contrarias a la igual dignidad de todos los seres humanos; teológicamente, van en contra de la creación de ser humano como hombre y mujer a imagen y semejanza de Dios; eclesialmente, son contrarias al movimiento igualitario de Jesús de Nazaret, al principio de fraternidad-sororidad que debe regir en la Iglesia y a la igualdad de las cristianas y los cristianos por el bautismo.
Sin igualdad y justicia de género, la Iglesia seguirá siendo una de los últimos, si no el último, de los bastiones del patriarcado que quedan en el mundo. En otras palabras, se mantendrá como una patriarquía perfecta. Y para justificar dicha patriarquía no podrá apelar a Jesús de Nazaret, su fundador, sino al patriarcado religioso, basado en la masculinidad sagrada, que apela al carácter varonil de Dios para convertir al hombre en único representante y portavoz de la divinidad.
Son las masculinidades sagradas, las que se arrogan la representación patriarcal de Dios, a quienes el patriarcado ha tenido y sigue teniendo de su parte. ¿Hasta cuándo? De nosotros y nosotras depende que esa situación se perpetúe o, por el contrario, cambie.


Juan José Tamayo

martes, 10 de septiembre de 2019

Es fe o solo mantenimiento de intereses...?


"Todo cambia. Todo, menos alguna que otra institución, que es de esos colectivos que se empeñan en seguir siendo, no sólo lo que siempre fueron, sino además como siempre fueron.
Con lo cual estamos viviendo una situación en la que hay grupos o colectivos importantes, que están empeñados en defender y mantener que, si ellos cambian en determinados asuntos, son infieles a su razón de ser y a su destino en este mundo. Con lo que dejarían de cumplir su finalidad y su destino en el mundo y en la sociedad.
Esto justamente es lo que le pasa a la Iglesia. Y no sé si lo mismo les ocurre a otras religiones. Posiblemente. Es más, seguramente es así. Porque las religiones tienen y mantienen, con una intolerancia ejemplar, que si cambian en ciertas (no pocas) tradiciones, normas, formas de conducta, etc., con tales hipotéticos cambios serían infieles a sus dioses y a su destino en este mundo.
Lo primero que deberíamos tener muy claro es que no es lo mismo hablar de Dios que hablar de la religión. Dios es trascendente... o sea no es “objetivable” en ideas y conceptos. Dios, por eso mismo, está más allá del horizonte último de nuestra capacidad de conocimiento. 
Los cristianos sabemos, por el Evangelio, que Jesús es el Hijo de Dios y, por eso mismo, es la “revelación de Dios”. En Jesús, y por Jesús, nos relacionamos con Dios. Ahora bien, Jesús escogió, como apóstoles, a hombres casados. ¿Qué dificultad podemos encontrar en que actualmente haya hombres casados – y también mujeres – que presidan comunidades y celebraciones de la eucaristía? Por mantener estas costumbres, ¿vamos a privar a tantas y tantas comunidades de creyentes de poder celebrar la eucaristía?
Lo digo con toda sinceridad: los que se empeñan en mantener intocable una tradición, que no es dogma de fe, ¿qué es lo que quieren mantener a toda costa? ¿le fe íntegra de la Iglesia y sus fieles? ¿o lo que quieren defender, en todo caso, es el poder y los privilegios que les han llevado a los cargos importantes que ocupan?."


José Mª Castillo
(tomado de la página web de Religión Digital)

lunes, 9 de septiembre de 2019

Justicia y compasión en un mundo desigual...


"Hemos constatado el racismo y la xenofobia hacia las personas que vienen a los países más favorecidos, huyendo de la guerra, de la miseria y de  regímenes dictatoriales; las crecientes desigualdades por razones de género, etnia, cultura, religión, identidad sexual y clase social; las agresiones contra la dignidad de la personas más vulnerables de la sociedad, como la pederastia dentro de las instituciones eclesiásticas con el silencio, el encubrimiento y la complicidad de las altas jerarquías; la la legtbiqfobia, fomentada con frecuencia por discursos religiosos homófobos; el sexismo, alentado por las condenas eclesiásticas contra la llamada “ideología de género”; el deterioro del sentido de lo colectivo.

La compasión es principio de humanidad. Sin ella no hay vida humana, sino guerra de todos contra todos. Es necesario tener compasión con la naturaleza y con nuestros congéneres para combatir el sufrimiento eco-humano.

La compasión es la opción fundamental de Dios ante el sufrimiento humano y la explotación de la naturaleza, la opción fundamental de Jesús de Nazaret que se solidariza con las víctimas y el principio de toda teología solidaria con el dolor de las personas inocentes. Constituye uno de los principios fundamentales de todas las religiones y espiritualidades: proféticas, místicas, sapienciales, indígenas, afrodescendientes.

Creemos necesario leer la Biblia desde la perspectiva feminista, descubrir su carácter intercultural, buscar sus raíces afro-asiáticas, deconstruir la violencia sexista presente en ella, recuperar la genealogía de las mujeres, reconocer su papel como protagonistas de luchas y resistencias, aprender de las mujeres compasivas, que son portadoras de luz y utopía y ejemplo de ternura y de justicia.

Nos consideramos continuadores del cristianismo de liberación como un acontecimiento de especial relevancia histórica, que ha creado una nueva eco-fraternidad-sororidad entre la Madre Tierra, las personas revolucionarias cristianas y las ateas o agnósticas. Fieles a dicho cristianismo nos comprometemos a llevar a cabo una rebelión ético-evangélica global, política, económica y cultural contra los diferentes sistemas de dominación: capitalismo, colonialismo, patriarcado, fundamentalismo, xenofobia y antropocentrismo depredador de la naturaleza con la mirada puesta en la Utopía de Otro Mundo Posible, donde la justicia y la compasión sean los principios morales que guíen nuestra vida."


Fragmentos del Mensaje del 39 Congreso de Teología Juan XXII en Madrid

sábado, 7 de septiembre de 2019

Habitados por la Luz ...

"En el centro de nuestro ser hay un punto de nada que no está tocado por el pecado ni por la ilusión, un punto de pura verdad, un punto o chispa que pertenece enteramente a Dios... Ese puntito de nada es la pura gloria de Dios en nosotros. Es, por así decirlo, su nombre escrito en nosotros, como nuestra pobreza, como nuestra indigencia, como nuestra filiación. Es como un diamante puro, fulgurando con la invisible luz del cielo. Está en todos, y si pudiéramos verlo veríamos esos billones de puntos de luz reuniéndose en el aspecto y fulgor de un sol que desvanecería por completo toda la tiniebla y la crueldad de la vida... No tengo programa para esa visión. Se da, solamente. Pero la puerta del cielo está en todas partes."


Thomas Merton



viernes, 6 de septiembre de 2019

Doctrina que discrimina y margina...

"A los obispos les falta fe flexible y acogedora, sin temores ni fronteras.
El mismo y humano corazón que el Hijo de Dios vino a abrir y desbordar es el que los obispos se empeñan en cerrar. El miedo es el peor consejero. ¿Quién si no él ha redactado el reciente documento publicado por la Comisión para la Doctrina de la Fe en el que los obispos arremeten contra el “mindfulnes” y la meditación zen? Juzgan sin tapujos que estas prácticas, felizmente ya muy extendidas, son “incompatibles” con la fe cristiana.
Carecen de futuro quienes se mueven por el miedo y no por el amor, quienes separan en vez de unir.
El creciente arraigo de los heterodoxos que nunca dejaron de ser vivificados por el Espíritu, de los fronterizos que nunca creyeron que la Iglesia fuera coto, sino comunión ancha y amable, inquieta a quienes temen merma de feligresía. Se sentencia la jerarquía a sí misma si condena los caminos de retorno al ser, a la interioridad, si señala con el dedo a los refugios de sincera y más universal espiritualidad que a lo largo de todos los últimos años se vienen abriendo sin su beneplácito."

Koldo Aldai 

(tomado de Religión Digital)


miércoles, 4 de septiembre de 2019

Imagen de lo que se ama...

“Todo hombre se convierte en la imagen del Dios que adora.
Aquel cuya adoración se dirige a una cosa muerta se vuelve muerto.
El que ama la corrupción se pudre.
El que ama una sombra se convierte, él mismo, en una sombra."

Thomas Merton

domingo, 1 de septiembre de 2019

Discriminacion de la mujer en la iglesia católica...


"En los primeros siglos del cristianismo hubo mujeres sacerdotes, diaconisas y obispas que ejercieron funciones ministeriales y tareas directivas hasta que la Iglesia se jerarquizó, clericalizó, patriarcalizó y las mujeres fueron reducidas al silencio.
 Para que se produzca un cambio real en el estatuto de inferioridad de las mujeres es necesario que sean reconocidas como sujetos religiosos, eclesiales, éticos y teológicos, cosa que ahora no sucede.
Y para que esto suceda es necesario mirar al pasado, ciertamente, pero no con la añoranza de reproducir acríticamente la tradición, sino con el objetivo de recuperar creativamente el protagonismo que las mujeres tuvieron en el movimiento de Jesús y en los primeros siglos de la Iglesia cristiana. Pero, sobre todo, hay que mirar al presente y al futuro para poner en práctica en el interior de la Iglesia el principio de igualdad y no discriminación de género que rige, aunque imperfectamente, en la sociedad.
Cualquier discriminación y cualquier injusticia de género son, antropológicamente, contrarias a la igual dignidad de todos los seres humanos; teológicamente, van en contra de la creación de ser humano como hombre y mujer a imagen y semejanza de Dios; eclesialmente, son contrarias al movimiento igualitario de Jesús de Nazaret, al principio de fraternidad-sororidad que debe regir en la Iglesia y a la igualdad de las cristianas y los cristianos por el bautismo.
Sin igualdad y justicia de género, la Iglesia seguirá siendo una de los últimos, si no el último, de los bastiones del patriarcado que quedan en el mundo. En otras palabras, se mantendrá como una patriarquía perfecta. Y para justificar dicha patriarquía no podrá apelar a Jesús de Nazaret, su fundador, sino al patriarcado religioso, basado en la masculinidad sagrada, que apela al carácter varonil de Dios para convertir al hombre en único representante y portavoz de la divinidad.
Son las masculinidades sagradas las que se arrogan la representación patriarcal de Dios y es a ellas a quienes el patriarcado ha tenido y sigue teniendo de su parte. ¿Hasta cuándo? De nosotros y nosotras depende que esa situación se perpetúe o, por el contrario, cambie."
Juan José Tamayo