"La indiferencia consiste en no querer ver, como una forma de blindarse frente a aquello que podría amenazar nuestra zona de confort, los intereses y expectativas de nuestro ego.
La indiferencia, por tanto, es lo opuesto a la compasión, en cuanto capacidad de sentir y vibrar con el otro, particularmente en su dimensión de necesidad y vulnerabilidad. La compasión nos remueve en las entrañas, nos ablanda y nos mueve a actuar en beneficio de la persona; la indiferencia nos ciega y endurece, nos paraliza y nos encierra.
Si tenemos en cuenta que la compasión constituye uno (si no el primero) de los ejes centrales del evangelio de Jesús, no es extraño que la indiferencia (junto con la hipocresía de quienes se consideran superiores a los demás o utilizan la religión en beneficio propio) sea la actitud denunciada con más dureza."
Enrique Martínez Lozano