martes, 28 de diciembre de 2021

La ambivalencia de la religión…


 “Parece evidente que la creencia y la vivencia religiosa puede constituirse en un factor de equilibrio, centramiento y maduración personal; puede venir a ofrecer un horizonte de plenitud y desarrollo de las capacidades del sujeto; puede, en determinados casos también, curar heridas y generar una saludable compensación que sanee conflictos previos.

Pero puede también aliarse con las fuerzas más destructivas de la persona, potenciar desequilibrios existentes, acabar derrumbando posiciones mínimamente estables, bloquear procesos de crecimiento y, en definitiva, convertirse en un factor patógeno en el conjunto de la personalidad.


Desde la vertiente afectiva, puede ofrecer una confianza básica en la existencia. Puede también, sin embargo, ofrecerse para regresar a posiciones infantiles, en búsqueda de unas satisfacciones imaginarias. Las espiritualidades de tipo iluministas, de ayer y de hoy, parecen dar prueba de ello.


Desde la vertiente cognitiva la religión puede ofrecer unos marcos de referencias que organicen el sentido y la orientación de la propia vida. Puede también, sin embargo, hacer de la idea, de la creencia y del dogma un modo de parapetarse frente la complejidad de lo real y, en casos extremos, hacer de ese dogma un fetiche de seguridad peligroso para el propio sujeto y para los otros. Fundamentalistas y fanáticos manifiestan ese lado oscuro de lo que la religión puede hacer de la idea.


Desde la vertiente ética, por último, puede ofrecer un fundamento valioso para el enraizamiento de actitudes y valores, pero puede también originar una falta de autonomía personal y un sometimiento infantil a una ley idolatrizada desde motivaciones muy regresivas. 


Desde la perspectiva psicológica habría que concluir que, probablemente, ninguna otra dimensión cultural posea tal poder en la estructuración, desarrollo y potenciación de la propia identidad y que ninguna otra tampoco haya mostrado, tan fehacientemente, su poder aniquilador y destructivo para esa misma identidad personal o


La religión, pues, está ahí para lo mejor y para lo peor. La historia de los pueblos y las vidas de los individuos lo verifican de un modo elocuente para cualquier observador mínimamente dispuesto a reconocer los hechos.


El psicólogo, el sociólogo y el antropólogo, desde sus perspectivas particulares, también pueden, si consiguen liberarse de fáciles prejuicios en un sentido u otro, confirmar esta ambigüedad esencial e inherente de la vivencia religiosa. Por su parte, el teólogo, el catequista, el sacerdote, tendrían que ser igualmente conscientes de la ambigüedad que comporta este tipo de experiencia y de la ambivalencia o colectiva.”


Carlos Domínguez Morano 

          

viernes, 24 de diciembre de 2021

Cantar Navidad…


“Canto paz por quienes enmudecen

porque sienten su ausencia y su tardanza,

los que sufren, perdida la paciencia,

quienes callan, cautiva la esperanza.

 

Pido paz, que muchos no la alcanzan

si falta de sus mesas el sustento,

si olvidaron sus cuerpos los abrazos,

si pueblan sus hogares los silencios.

 

Digo paz, y anunciarla ya es canto

de niño, Verbo, carne y Dios eterno,

que incendia con ternuras lo apagado,

que da lumbre y abrigo a tanto invierno.

 

Hablo paz, villancico y misterio,

que convierte una noche en Noche Santa.

Rezo paz, miro al mundo y prometo

cantar la paz para quien no la canta.”


José María Rodríguez Olaizola

  



miércoles, 22 de diciembre de 2021

Luz…

 


“No podemos hablar de Dios como se hablaba en un mundo estático y determinista, piramidal y patriarcal, geocéntrico y antropocéntrico: Dios no es en Ente Supremo, “otro”, “alguien”, “persona” de la manera como cualquiera ser humano es para mí “otro”, “alguien”, “persona”.


Dios no es menos que un tú, pero no es un tú frente a mí. No es menos que “persona”, pero no es persona como el ser humano. No es una Superpersona humana, con una psicología similar a la humana, solo que omnisciente y omnipotente… No es ni personal ni impersonal, sino transpersonal. Entre Dios y mundo no hay ni unidad ni dualidad. Ni monismo ni dualismo (a esto se refieren quienes, como Enrique Martínez Lozano, hablan de No-dualidad).


Dios no interviene desde fuera cuando quiere. No se encarna una vez desde fuera, pues es la Carne del mundo, el Ser de cuanto es, el Corazón de cuanto late, el Verbo activo y pasivo de toda palabra, el Dinamismo de toda transformación, la Ternura de todo abrazo, el Tú de todo yo y el Yo de todo tú, la Unidad de toda diversidad y la Diversidad de toda unidad, la luz de toda mirada, la conciencia de toda mente, la Belleza y la Bondad que sostienen y mueven al universo en su infinito movimiento, en su infinita relación.”


José Arregi 


sábado, 18 de diciembre de 2021

Una espiritualidad cristiana dinámica…



 “El cristianismo reivindica que es la única religión verdaderamente fundada directamente por Dios. Esta afirmación puede tener sentido dentro del estrecho marco en el cual el cristianismo ha interpretado tradicionalmente la actividad “salvadora” de Jesús, esto es, dentro de una comprensión literal de un relato de la creación propio de una cultura. Pero, globalmente, esa comprensión literal no tiene sentido para muchas culturas y está siendo abandonada por la gente que antes la creía.

Además, esa pretensión ha impuesto severos límites a la comprensión que Jesús tenía acerca del Reinado de Dios en la tierra. Equivocadamente, se ha vuelto demasiado fácil identificar a la religión cristiana como el único signo válido y visible del “Reino” o “Reinado” de Dios en la tierra.


Si todas las ramas del cristianismo dejaran de verse como los dispensadores, los guardianes y los controladores de la presencia de Dios en la acción del mundo, seguramente esto enviaría un mensaje significativo a la sociedad. Para las iglesias cristianas esto representaría el movimiento del Espíritu de Dios en nuestra época.


Sin embargo, sabemos que si esperamos a que las instituciones cambien y se adapten, nuestra espera será en vano. Aquí está la frustración y la desilusión experimentada por muchos cristianos hoy en día. Han ido evolucionando en su espiritualidad; tienen una visión de fe que abarca a toda la humanidad; piensan y actúan más allá de las limitaciones de la iglesia que les ha alimentado la fe... Sin embargo, ven que las instituciones religiosas se aferran sombríamente a unas afirmaciones, imágenes, lenguajes y prácticas del pasado.


Muchos cristianos ahora confían menos en las formas institucionales religiosas, y más en su propia espiritualidad y sus intercambios con personas que comparten su camino espiritual en la afirmación, el crecimiento y los retos de su fe.


Nos hemos llegado a preguntar si la religión institucionalizada tendrá un lugar en el futuro. Probablemente no lo tendrá si rehúsa adoptar los nuevos conocimientos y la nueva comprensión sobre el cosmos y nuestro lugar en él. Tendrá un lugar si vuelve a ser y a hacer lo que tiene que ser y hacer: una forma organizada de asegurar que el mensaje de Jesús de Nazaret sea relevante para las preguntas y los deseos de la gente en cualquier momento de la historia. Esto le ayuda a las personas, en su momento histórico, a vivir una espiritualidad cristiana dinámica que se comprometa con los cambios de pensamiento y con los nuevos conocimientos sobre nosotros, el mundo y la acción de Dios.”


Michael Morwood 

martes, 14 de diciembre de 2021

Basta ya…



 “A las mujeres se nos pretende contentar con nombramientos que resultan insignificantes. Solo somos el 7% del total de los puestos de toma de decisiones eclesiales.

Por eso decimos basta ya a seguir siendo invisibilizadas y discriminadas. Basta ya a la discriminación por motivo de sexo y género. Basta ya a la negación del cuerpo femenino para representar a Cristo. Basta ya a una iglesia centrada en los intereses clericales.

Hay que construir una iglesia nueva, con espacios eclesiales liberados del patriarcado. Una iglesia que reconozca la plena ministerialidad de las mujeres, es decir, que no niegue ni el don, ni la gracia, ni la vocación en virtud de nuestro derecho como bautizadas. Una iglesia en la que desaparezca todo tipo de discriminación por razones de género. 


Una iglesia en la que la teología ponga de manifiesto que el evangelio no puede ser proclamado sin que se tenga en cuenta el discipulado de las mujeres. Una iglesia que elimine el lenguaje patriarcal y sexista de las homilías, de los documentos, de los textos…


Una iglesia con tolerancia cero hacia toda forma de abuso de conciencia, de abuso sexual, de explotación económica y con una apuesta decida por la eliminación de la pederastia y la reparación de las víctimas. 


Una iglesia paritaria, donde las mujeres seamos reconocidas como sujetos de pleno derecho, con voz y voto en todas partes. No puede haber comunión sin participación. Pero no una participación simbólica y escénica, sino una participación real en la toma de decisiones, a todos los niveles.” 


Mª José Torres Pérez 

viernes, 10 de diciembre de 2021

La idea humana de Dios…


“La idea humana de Dios tiene una historia porque ha significado siempre algo ligeramente distinto para cada grupo de personas que se han servido de ella en distintos momentos.

La idea de Dios que un grupo de seres humanos crea en una generación puede carecer de significado para otra generación. En efecto, la afirmación “yo creo en Dios” no tiene un significado objetivo en sí, sino que (como cualquier otra afirmación) sólo significa algo en un contexto. 


Por consiguiente, no hay una idea invariable contenida en la palabra Dios; al contrario, la palabra contiene toda una gama de significados, algunos de los cuales son contradictorios o incluso se excluyen mutuamente. Si la noción de Dios no hubiera tenido esta flexibilidad, no hubiera sobrevivido hasta llegar a ser una de las mayores ideas humanas. 


Cada generación ha de crear la imagen De Dios que tenga un significado para ella.”


Karen Armstrong 

martes, 7 de diciembre de 2021

No basta un retoque estético…


“Muchos creemos que la Iglesia actual está en un estado quizás catatónico, desorientada frente al mundo, la realidad y el presente. Y no sabe qué hacer más que reaccionar espasmódicamente frente a algunos hechos urgentes (el caso de los migrantes es, evidentemente, uno de ellos) pero como “comunidad organizada” no parece saber dónde está ni, mucho menos, hacia donde va.

Y, en ocasiones, haciendo supuesta referencia a la Tradición y/o la Biblia se afirman en que nada cambie más que en lo cosmético. Hoy, remedando el viejo y malvado ogro del comunismo, por ejemplo, repiten acríticamente palabras lo más vehementes y graves posibles contra la “ideología de género” y demás sandeces. Lo dicho recientemente por el cardenal hondureño, Rodríguez Maradiaga, el mismo que acompañó el golpe contra Mel Zelaya y que no logró despegarse del crimen contra Berta Cáceres, haciendo campaña en contra de Xiomara Castro lo revela mostrando un uso detestable de un versículo bíblico (¿aprenderemos, alguna vez, que un versículo no es palabra de Dios?).


Creo que la Iglesia actualmente necesita cambios de fondo (en lo ministerial, la relación con la sociedad, el diálogo con las culturas, la presencia impostergable de las mujeres, la apertura a los diferentes colectivos discriminados y muchos otros temas más, entre los que la llamada “opción por los pobres” no ha de ser una hermosa declaración sino un lugar desde el que hablar, pensar y decidir. 


Pero, precisamente por eso, no creo que esta reforma urgente nazca desde una estructura gerontocrática, patriarcal, monárquica, europea, esclerosada, sino que solo ocurrirá desde la resistencia y las bases, los pobres, las mujeres, indígenas, afro descendientes, etc…


Si no, será no solamente una pérdida de tiempo, sino desgaste de esperanzas, abandono de militancias y militantes y, además, manipulación de las cosas de Dios, como el honorable cardenal citado lo ha demostrado.”


Eduardo de la Serna 

viernes, 3 de diciembre de 2021

Absolutizar la religión…


“Cuando la religión se absolutiza, todo se desencaja. Lo que no es sino un medio, se arroga cualidad de fin último, haciendo que todo gire en torno a ella. Se hacen presentes el dogmatismo y la exclusión. En esa misma medida, la persona religiosa proyecta en la religión la seguridad con la que sueña.

La religión es una construcción cultural, a través de la cual los humanos han tratado de canalizar, expresar y sostener (consciente o inconscientemente) el Anhelo espiritual que reconocen como dimensión constitutiva de su mismo ser.


En ese sentido, puede decirse que las religiones son interpretaciones o lecturas del misterio mismo del existir. Presentándose en complejas configuraciones, ofrecen caminos y propuestas de sentido. Como dice Javier Melloni, cada religión es un camino hacia el desvelamiento de lo Real.


Sin embargo, todas ellas se ven acechadas por dos graves peligros: aliarse con el poder y confundir su creencia con la verdad. Cuando eso ocurre (y ha ocurrido históricamente en todas ellas), se produce la absolutización de la religión. Lo que era solo una construcción humana y un medio para facilitar la percepción y vivencia del Misterio, se convierte en un fin en sí mismo. En ese preciso momento, la religión se torna peligrosa.


Del mismo proceso de construcción de la religión forma parte la presunción de ser revelada por la Divinidad. A partir de ahí, el paso siguiente es sencillo: si nuestras creencias han sido reveladas, eso significa que son verdaderas; poseemos la verdad. De ahí que el innegable conflicto que supone el hecho de que religiones diferentes tengan la misma pretensión (el conflicto de "verdades" enfrentadas) se haya de resolver forzosamente declarando cada una que todas las demás están equivocadas.


Cuando se habla de "espiritualidad" desde una opción religiosa o confesional, parece inevitable que aquella sea comprendida y explicada a partir de la perspectiva de la propia religión, a la que se le asignará un estatus superior.


En efecto, al dar por sentada la verdad "mayor" de la propia creencia, se entenderá la espiritualidad como la práctica por medio de la cual se busca ahondar en la vivencia de la fe que se ha asumido.


Como consecuencia de este modo de hacer, se adopta un concepto reductor y estrecho de espiritualidad, a la que, intencionadamente o no, se le ha sobreimpuesto el corsé de la religión.”


Enrique Martínez Lozano

miércoles, 1 de diciembre de 2021

Seguiré esperando…



 “Yo te estoy esperando.

Por detrás de las noches y las calles,

de las hojas pisadas

y de las obras públicas

y de los comentarios de la gente,

por encima de todo lo que soy,

de algunos restaurantes a los que ya no vamos,

con más prisa que el tiempo que me huye,

más cerca de la luz y de la tierra,

yo te estoy esperando.


Y seguiré esperando.


Como los amarillos del otoño,

todavía palabra de amor ante el silencio,

cuando la piel se apague,

el amor se abrace con la muerte

y se pongan más serias nuestras fotografías,

sobre el acantilado del recuerdo,

después que mi memoria se convierta en arena,

por detrás de la última mentira,

yo seguiré esperando.”


Luis García Montero