“Canto paz por quienes enmudecen
porque sienten su ausencia y su tardanza,
los que sufren, perdida la paciencia,
quienes callan, cautiva la esperanza.
Pido paz, que muchos no la alcanzan
si falta de sus mesas el sustento,
si olvidaron sus cuerpos los abrazos,
si pueblan sus hogares los silencios.
Digo paz, y anunciarla ya es canto
de niño, Verbo, carne y Dios eterno,
que incendia con ternuras lo apagado,
que da lumbre y abrigo a tanto invierno.
Hablo paz, villancico y misterio,
que convierte una noche en Noche Santa.
Rezo paz, miro al mundo y prometo
cantar la paz para quien no la canta.”
José María Rodríguez Olaizola