miércoles, 22 de diciembre de 2021

Luz…

 


“No podemos hablar de Dios como se hablaba en un mundo estático y determinista, piramidal y patriarcal, geocéntrico y antropocéntrico: Dios no es en Ente Supremo, “otro”, “alguien”, “persona” de la manera como cualquiera ser humano es para mí “otro”, “alguien”, “persona”.


Dios no es menos que un tú, pero no es un tú frente a mí. No es menos que “persona”, pero no es persona como el ser humano. No es una Superpersona humana, con una psicología similar a la humana, solo que omnisciente y omnipotente… No es ni personal ni impersonal, sino transpersonal. Entre Dios y mundo no hay ni unidad ni dualidad. Ni monismo ni dualismo (a esto se refieren quienes, como Enrique Martínez Lozano, hablan de No-dualidad).


Dios no interviene desde fuera cuando quiere. No se encarna una vez desde fuera, pues es la Carne del mundo, el Ser de cuanto es, el Corazón de cuanto late, el Verbo activo y pasivo de toda palabra, el Dinamismo de toda transformación, la Ternura de todo abrazo, el Tú de todo yo y el Yo de todo tú, la Unidad de toda diversidad y la Diversidad de toda unidad, la luz de toda mirada, la conciencia de toda mente, la Belleza y la Bondad que sostienen y mueven al universo en su infinito movimiento, en su infinita relación.”


José Arregi