“A las mujeres se nos pretende contentar con nombramientos que resultan insignificantes. Solo somos el 7% del total de los puestos de toma de decisiones eclesiales.
Por eso decimos basta ya a seguir siendo invisibilizadas y discriminadas. Basta ya a la discriminación por motivo de sexo y género. Basta ya a la negación del cuerpo femenino para representar a Cristo. Basta ya a una iglesia centrada en los intereses clericales.
Hay que construir una iglesia nueva, con espacios eclesiales liberados del patriarcado. Una iglesia que reconozca la plena ministerialidad de las mujeres, es decir, que no niegue ni el don, ni la gracia, ni la vocación en virtud de nuestro derecho como bautizadas. Una iglesia en la que desaparezca todo tipo de discriminación por razones de género.
Una iglesia en la que la teología ponga de manifiesto que el evangelio no puede ser proclamado sin que se tenga en cuenta el discipulado de las mujeres. Una iglesia que elimine el lenguaje patriarcal y sexista de las homilías, de los documentos, de los textos…
Una iglesia con tolerancia cero hacia toda forma de abuso de conciencia, de abuso sexual, de explotación económica y con una apuesta decida por la eliminación de la pederastia y la reparación de las víctimas.
Una iglesia paritaria, donde las mujeres seamos reconocidas como sujetos de pleno derecho, con voz y voto en todas partes. No puede haber comunión sin participación. Pero no una participación simbólica y escénica, sino una participación real en la toma de decisiones, a todos los niveles.”
Mª José Torres Pérez