“El yo interior es tan secreto como Dios y, al igual que Él, elude cualquier concepto que intente penetrarlo por completo. Es una vida que no puede sujetarse ni estudiarse como un objeto porque no es “una cosa”. No puede alcanzarse ni obligársela a salir a través de ningún proceso existente, ni siquiera con la meditación.
Todo cuanto podemos hacer con cualquier disciplina espiritual es producir en nuestro interior parte del silencio, la humildad, el desapego, la pureza de corazón y la indiferencia necesarios para que el yo interior haga alguna tímida e imprevisible manifestación de su presencia.”
Thomas Merton