“Un mundo que ha llegado a tomar conciencia de su autonomía no puede sino ser ateísta, no teísta, porque se ha liberado de la representación de un theos que lo dominaba y decidía todo. El mundo “menor de edad” es entonces el que sigue pensando en términos premodernos, caracterizados por el culto a un Dios exterior al cosmos. Pero ésta es una representación provisoria e insuficiente de la realidad última. Al liberarse de ella, el mundo tiene ante sí una entrada mucho más rica hacia la trascendencia sin nombre, a la que se puede considerar el Dios Verdadero.”
Roger Lenaers