“Conmemorar la Pasión no tiene el menor de los sentidos si no despierta en nosotras y nosotros la solidaridad con el que sufre. Y no sólo ello, si tomamos en serio las palabras de despedida de Jesús en su cena final, el amor tiene que llevarnos a una lucha y resistencia constantes contra todas las causas del sufrimiento de las personas inocentes, contra todas las causas de las arbitrariedades, injusticias, violencias, atropellos, crueldades…
Entonces, sí. La celebración de la semana santa tiene nueva vigencia cada año: dar la frente al dolor, sensibilizarnos ante él, comprometernos en tareas de erradicarlo de las vidas humanas. Dar a luz una Pascua inédita: un mundo de relaciones más humanas regidas por el amor y la acogida. Comprometer nuestra vida en el empeño de construir y generar esas relaciones nuevas con sabor a Evangelio.”
Carmiña Navia