“Mañana dulce, gris y lluviosa
La nieve se derrite
Alejado de cualquier afecto
Siento al menos el cálido deseo de ti.
Apenado por el día ceniciento
Me alejo de todo pensamiento
Y sólo contemplo
Una íntima luz
El común anhelo
De nuestra mutua presencia.
Antorcha encendida
Y sosegada para nosotros
En la húmeda noche
Que alumbra mi desconocido desierto
Yo mismo soy
La celda interior del amor
Donde vivo feliz de ser un prisionero
Desde que estoy contigo.
Mientras, tú retornas del sueño en la lluvia distante
Contemplando quizás el río oscuro
Con una visión indefinida
Todavía colmada de ilusiones
Y piensas en mí y en mis colinas
Y te despiertas en mí, mi vida,
Estamos más cerca de lo que imaginamos
El amor tiene su propio lugar
Más inmediato a ti que la montaña o la ciudad
Más que tu mismo espejo
Amaneces en otra habitación
Y el lecho donde dormiste
Es un nido en mi corazón.”
Thomas Merton