sábado, 29 de enero de 2022

Absolutizar la creencia…

 


“En la etapa mítica de la humanidad (y en las personas que viven en ese nivel de consciencia), el propio grupo y la propia creencia se absolutizan: el propio punto de vista se identifica con la verdad y el propio grupo (tribu, pueblo, raza, partido político, comunidad religiosa…) es el único portador de la misma.

La absolutización de la creencia se halla en el origen de todo dogmatismo, fundamentalismo y fanatismo excluyente. Quien se cree poseedor de la verdad apenas podrá tolerar a quien piensa diferente. De hecho, a lo largo de la historia, la pretensión de poseer la verdad se ha traducido en amenaza para todos aquellos que no compartían las creencias del grupo dominante. Una amenaza que iba desde el afán de convencerlos (“convertirlos” a la verdad) a la eliminación o la condena de quienes eran tachados de “herejes”.


Apenas tomamos un poco de distancia y conocemos mejor cómo funciona nuestra mente, unido a la capacidad de relativizar la propia perspectiva, nos hacemos conscientes de que toda creencia es solo un constructo mental (una creación de la mente) en el que intentamos plasmar nuestra particular lectura de la realidad. En ese sentido, se trata apenas de un “mapa” que, en el mejor de los casos, puede orientarnos en la búsqueda del “territorio”.


El problema surge siempre que el mapa se absolutiza, hasta el extremo de confundirlo con el propio territorio. Una vez generada la confusión, el sufrimiento será inevitable: la creencia se habrá convertido en un arma arrojadiza contra cualquier persona discrepante. En ese mismo instante, deja de interesar la verdad; lo que se busca es la imposición a cualquier precio.

Se ha olvidado que el mapa no es el territorio, la miel no es el dulzor y la creencia no es la verdad.”


Enrique Martínez Lozano 







lunes, 24 de enero de 2022

Hoy, para M…

 


“Si tú y yo pudiésemos coincidir en lo alto

De esa nube serena

Como dos rayos

De sol o como aves

Que emigran a Sudamérica

O distraídos espíritus

Que inocentemente vuelan juntos

En el aire.

O si pudiéramos estar

Unidos como dos barcas amarradas

O como sólidas balsas errantes

Que se deslizan río abajo hacia St. Louis o Nueva Orleáns

Si fuera posible fundirnos como los dos versos 

De una canción de amor

Dos acordes sonando al unísono

Un acompañamiento perfecto

Y ser dos símbolos del mismo enigma

 ¡Oh, si se nos permitiera recuperar 

Y contar otra vez

Nuestro sueño de verano!

Si incluso tú y yo pudiésemos comenzar de nuevo

Como dos extraños en este campo abandonado 

Donde saltan los grillos

Alrededor de mis pies como la espuma

De un verde océano...

Pero estoy solo

Solo deambulando de arriba abajo

Reclinado en el viento absurdo

Y gritando como un loco

“Si solamente tú y yo 

Fuésemos posibles”

Pero no importa:

Esta noche es luna llena

Y tú cimbreándote entre los edificios

Yo sobre los árboles

La veremos salir juntos.”


Thomas Merton

viernes, 21 de enero de 2022

Pensamientos…



 “La contemplación es la vida misma, plenamente despierta, plenamente activa y plenamente consciente de que está viva. Es una maravilla espiritual. Es asombro espontáneo ante lo sagrado de la vida, del ser. Es gratitud por la vida, por la conciencia y por ser. Es una realización vívida del hecho de que la vida y el ser en nosotros proceden de una Fuente invisible, trascendente e infinitamente abundante.


Sólo hay un problema del que depende toda mi existencia, mi paz, mi felicidad: descubrirme a mí mismo en el descubrimiento de Dios. Si lo encuentro, me encontraré a mí mismo y si encuentro mi verdadero yo, lo encontraré a Él.


¿Qué ganamos navegando a la luna si no podemos cruzar el abismo que nos separa de nosotros mismos?”


Thomas Merton 

martes, 18 de enero de 2022

Vivir a Dios…



 “Si quieres cambiar a las personas hablando de Dios, solo hay una manera: en lugar de enseñar a Dios, debes vivir a Dios. Porque: "enseñar" a Dios es impensable de otra manera que no sea la forma en que enseñarías el amor o la poesía.

Enseñas el amor solo a través del amor, la poesía solo escribiendo poesía, la fe en Dios solo a través de una forma contagiosa de confiar.


Cada vez que nos encontramos con un ser humano de tal manera que nos sentimos absolutamente seguros de la infinitud del valor de esa persona y de la eternidad de su vida, eso es Pascua.”


Eugen Drewermann

viernes, 14 de enero de 2022

Un cambio radical es necesario…



 “Proclamo a Jesús mi Señor. Creo que él es el mediador de Dios de una forma poderosa y única en la historia humana y en mi vida.

Creo que la palabra Dios representa y significa algo real. Afirmando que la figura de Cristo fue y es la manifestación de la realidad que yo llamo Dios, y que la vida de Jesús abrió para todos nosotros un camino para entrar en esa realidad. Es decir, sostengo que Jesús representó un momento definitivo en el recorrido humano hacia el significado de Dios.


No creo que Jesús fundó una iglesia, ni que haya establecido jerarquía eclesiástica, iniciada por los doce apóstoles que perdura hasta nuestros días. No creo que haya creado los sacramentos como medios especiales de gracia, ni que esos medios sean o puedan ser controlados por la Iglesia y por lo tanto tengan que ser presididos por el clero. Todas esas cosas representan para mí un intento de los seres humanos de ganar poder para sí mismos y para sus particulares instituciones religiosas.


No creo que los seres humanos nazcan en pecado y que, a menos que sean bautizados o de alguna forma salvados, vayan a ser expulsados para siempre de la presencia de Dios. Considero que el concepto mítico de la caída del ser humano a algún status negativo, no es una visión correcta de nuestro comienzo, ni de origen del mal. Concentrarnos en la caída de la humanidad como un estado de pecado, y sugerir que ese pecado sólo puede ser vencido por una iniciativa divina que restaure la vida humana a un status pre-caída que nunca estuvo, son conceptos que sirven, otra vez, principalmente para construir el poder institucional.


No creo que las mujeres sean menos humanas ni menos santas que los hombres, y, por lo tanto, no me puedo imaginar formando parte de una Iglesia que, de alguna forma, discrimine a las mujeres, o sugiera que la mujer no es apta para ejercer cualquier vocación que la Iglesia ofrezca a su pueblo, desde el papado hasta las funciones más humildes de servicio. Considero que la tradicional exclusión de las mujeres de las posiciones de liderazgo en la Iglesia no es una tradición sagrada, sino una manifestación del pecado del patriarcado.


No creo que los homosexuales sean personas anormales, mentalmente enfermas o moralmente depravadas. La sexualidad en sí, incluyendo todas las orientaciones sexuales, es moralmente neutra, por lo que puede ser vivida positiva o negativamente. Me parece que el espectro de la experiencia sexual humana es muy amplio. En ese espectro, un determinado porcentaje de la población, en todas las épocas, se ha orientado hacia las personas del mismo sexo. Sencillamente así es la vida. No me puedo imaginar ser parte de una Iglesia que discrimine a los homosexuales o a las lesbianas por lo que son. Ni quiero participar en prácticas eclesiásticas que considero basadas en una ignorancia prejuiciosa.


Invito a la Iglesia a un cambio radical en la manera con la que tradicionalmente ha proclamado su mensaje, en la forma como se ha organizado para ser depositaria de esa reserva de poder espiritual, y en la forma en la que ha pretendido hablar en nombre de Dios a través de la historia humana.”


John Shelby Spong 

domingo, 9 de enero de 2022

El Reino de Dios no tiene límites eclesiásticos…



 “La lucha de Jesús por el Reino de Dios no hizo de él un hombre eclesiástico, beato, religiosista, encerrado en los estrechos límites de lo convencionalmente religioso. Al contrario: el Reino de Dios lo arrancó de las preocupaciones domésticas, de los planteamientos religiosos tan legalistas de su tiempo, de las limitadas perspectivas judías... El Reino de Dio lo condujo a la vida, a la profecía, a la plaza, a las masas, al dolor humano, a la historia, al conflicto público, a la confrontación con el Imperio y el Templo... 

Todos los que hoy hablan de Reino de Dios pero que a la vez lo domestican hasta confinarlo a los límites de lo estrechamente eclesiástico o religiosista, debieran considerarlo.


En tiempos de crisis de utopías y de esperanzas como los actuales, es normal que el cristianismo sienta la tentación de refugiarse en alguno de los antedichos sucedáneos del Reino de Dios , que le permitan (supuestamente) autoeximirse de la utopía y de la esperanza. Siempre esa tentación ha estado presente; pero hoy es quizá la tentación dominante.


Dios mismo ha sembrado en los corazones de todos los humanos la intuición de una nueva tierra, y nos ha revelado explícitamente ese su proyecto en Jesús, con el nombre de Reino de Dios. Lo que Dios nos pide es en síntesis transformar la historia en la línea de la construcción de esa utopía de Dios.


Vivir el cristianismo históricamente, como una praxis creyente de transformación histórica a la búsqueda de la utopía del Reino de Dios, no es una de las formas como se puede vivir el cristianismo, sino la forma como lo vivió Jesús, y, en ese sentido, la única forma que da sustancia cristiana a la religión y a cualquier pretensión de seguimiento de Jesús.”


José Mª Vigil



miércoles, 5 de enero de 2022

La presencia real de Cristo…

 


“He insistido muchas veces en que el cristianismo no se cimienta ni se construye con el armazón institucional eclesial, por mucho que la jerarquía clerical lo pretenda; también en que no se plasma ni se acomoda en los cientos de miles de catedrales e iglesias que jalonan el mapamundi; y, finalmente, en que no está contenido en los libros de la Escritura y, mucho menos, en los voluminosos tratados dogmáticos y jurídicos que llenan las bibliotecas y ahorman las mentes de la mayoría de sus propagandistas y ministros.

En definitiva, el cristianismo no es ni una institución, ni un templo, ni un credo, ni ninguna otra cosa inerte, profana o sagrada, que pueda tomarse o dejarse, sino una forma de vida que sigue construyéndose hoy sobre el amor.


Los cristianos hemos exprimido y retorcido nuestra mente a la hora de definir el dogma de la Trinidad y de enclaustrar a Jesús en un trozo de pan para sujetarlo a nuestro lado y, en ocasiones, hasta hemos torturado nuestros cuerpos con rigurosas ascesis y mortificaciones cruentas para compartir sus tormentos. 

Pero creo sinceramente que es vano nuestro intento de querer compartir al pie de la letra un tormento que ocurrió hace ya tanto tiempo, mientras que nos volvemos insensibles al sufrimiento humano que abunda por doquier a nuestro alrededor.


Católicos he conocido, tan acérrimos, tan de la letra y tan ortodoxos que examinan con lupa hasta la puntuación ortográfica en la definición de un dogma, que te preguntan a bocajarro, pretendiendo medir la profundidad de tu propia fe, si crees que Jesús es Dios y que está realmente presente en la eucaristía. Si les respondes que sí, lo que no cuesta ningún esfuerzo ni físico ni mental, no hay problema. Entonces, ellos te abren sus brazos y su corazón porque eres realmente un católico de ley y un buen creyente, aunque, por ser misógino, racista, acaparador, capaz de negarle el pan y la sal a más de la mitad de la humanidad, seas un vulgar anticristo que, ufano, se pasea de incógnito por la calle.”


Ramón Hernández Martín


sábado, 1 de enero de 2022

Poema comenzando año…


“No te rindas, aún estás a tiempo

De alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
Continuar el viaje,
Perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
Correr los escombros,
Y destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se esconda,
Y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma
Aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
Porque lo has querido y porque te quiero
Porque existe el vino y el amor, es cierto.
Porque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
Abandonar las murallas que te protegieron,
Vivir la vida y aceptar el reto,
Recuperar la risa,
Ensayar un canto,
Bajar la guardia y extender las manos
Desplegar las alas
E intentar de nuevo,
Celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
Aunque el frío queme,
Aunque el miedo muerda,
Aunque el sol se ponga y se calle el viento,
Aún hay fuego en tu alma,
Aún hay vida en tus sueños
Porque cada día es un comienzo nuevo,
Porque esta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.”

Autor Anónimo 

(atribuido a Mario Benedetti)