domingo, 4 de julio de 2021

Creer en Dios…


“Creer en Dios es poner en Él/Ella/Ello, el Misterio más allá de todo número y género, nuestra confianza vital profunda. Creer es la adhesión de todo el ser al Misterio indecible y próximo que nos funda, en el que somos, que somos. Creer en Dios es un acto de confianza y donación del ser entero, que es inseparablemente mente y corazón. 

La fe consiste en estar seguro no de que Dios existe, sino en poner nuestra seguridad en “Dios”, en LO QUE ES, en vivir en “Dios”, y en confiar en nosotros como “Dios” o la Vida confía, en confiar en el mundo y en su futuro como Dios o la Vida confía: activa y pacientemente. En medio de todas nuestras dudas y de todos nuestros desvalimientos, en medio de todos los miedos y horrores de la historia, confiamos en Dios, el Amor, la Vida. 


Para creer en Dios, es preciso que estés constantemente dispuesto/a a purificar tus imágenes y tus ideas acerca de “Dios”. Libera a “Dios” de tus miedos, y sobre todo y ante todo, no tengas miedo a Dios, pues de esa forma te harías daño y pervertirías a Dios. 


Hagas lo que hagas, el Amor o la Vida está siempre de tu lado y a tu favor, para conducirte desde ti a lo mejor de ti, y para hacer de ti un samaritano para con todos los heridos del mundo. Pero el Bien, Sumo Bien, solo Bien no sabe utilizar la amenaza, el castigo ni el chantaje, sino el exclusivo poder de la ternura.


No encierres a Dios en la estrechez de tus conceptos, imágenes, fantasmas y emociones engañosas.


Cree en Dios, que siempre cree en ti. Vuelve a Dios, que siempre está contigo. Redescubre al Dios digno de fe, al Dios cuya fe cura tus heridas y las heridas del mundo.”


José Arregi