Yo deseaba actuar como un cristiano razonable, civilizado y responsable de mi tiempo. Pero no se me permite actuar así. Se me dice que he renunciado a ello. ¡Estupendo! ¿A cambio de qué? A cambio de un silencio que mantiene una complicidad completa y total con las fuerzas sustentadoras de la opresión, la injusticia, la agresión, la explotación y la guerra.
En otras palabras, la complicidad silenciosa es presentada como un “bien mayor” que una protesta sincera y concienzuda: se supone que dicha complicidad forma parte de mi vida consagrada, “para mayor gloria de Dios”.
Por mi parte, rechazo inequívocamente la complicidad. Y quienes me conocen son conscientes de este hecho.
Al menos, he podido escribir lo suficiente como para dejar claro este hecho.”
Thomas Merton