jueves, 15 de abril de 2021

Una estructura eclesial que se hunde...


 “Me apena ver cómo la iglesia se va hundiendo en el pantano, mientras va en busca de soluciones simples que solo provocan su aceleración.  La iglesia tiene que tomar conciencia de que no es un fin en sí misma, que su función mediadora es la de estimular la búsqueda de Dios, y está función parece que hace agua en estos momentos.

La iglesia de hoy es una institución política, económica, administrativa, social y también religiosa. Maneja capitales, administra un patrimonio, realiza funciones sociales, y trata de ser una mediadora entre las personas y la Divinidad.


En el caso del cristianismo, Jesús no proclama ni funda una religión o iglesia. Lo que hace es proclamar un mensaje de amor y salvación que abarca, desde su percepción de filiación divina y la de todos los seres humanos, el descubrimiento del rostro amoroso de Dios, una propuesta de conducta basada en la ética y el amor al prójimo, hasta la garantía de salvación.


La iglesia, fundada por San Pablo, al aliarse con el poder, convierte el mensaje de Jesús en una religión, estructurándola y codificándola de acuerdo con la mentalidad de su tiempo, que pertenece a un paradigma greco-romano que no es el nuestro.


En la sociedad actual, la iglesia no es más que la forma de una expresión religiosa, pero esta expresión no tiene la calidad y fuerza que contiene el mensaje que pretende transmitir. Y no tiene esa calidad y fuerza porque hay una crisis de pedagogía, pobreza de léxico, agotamiento de recursos verbales, vaciedad en las frases convencionales y una necesidad de cambiar el lenguaje.


A esto hay que añadir su falta de liderazgo moral, no solo por su retraso en aceptar los avances del mundo, ya sean científicos o sociales, como la democracia, derechos humanos, feminismo..., sino también por la conducta escandalosa de muchos de sus representantes oficiales, alejados del mensaje que pretenden comunicar.


Hay que repensar la iglesia para que sea conforme al Evangelio que debe anunciar, dentro de una cultura en profunda mutación.”


Juan Alemany