miércoles, 3 de marzo de 2021

Los dogmas, fuente de exclusión y división...

 


“Desde los primeros tiempos de la Iglesia, las grandes disputas que surgían estaban motivadas casi de manera constante por cuestiones de dogma.

Cada año, del 18 al 25 de enero, se celebra el Octavario de Plegaria por la Unión de las Iglesias Cristianas que se disgregaron desde hace siglos, unas en épocas tempranas, otras más tarde. En todos los casos fue una cuestión dogmática (acompañada de una actitud disciplinar casi siempre) la que motivó el enfrentamiento y, a la postre, la ruptura.


En medio de una sociedad secularizada, para la que la religión en general, y las iglesias cristianas en particular, no cuenta prácticamente nada, van surgiendo y avanzando grupos de personas cristianas, comunidades populares y de base, etc., que van dejando cada vez más de lado el dogma para abrazar el compromiso como opción preferencial... que dejan totalmente de lado un dogma trasnochado y tedioso, junto a un tipo de moral esclavizante, para hacer de la ética del Evangelio su mejor signo de pertenencia. 


Por tanto, ya no es la dogmática, la liturgia, la rúbrica, etc., lo que interesa a todos aquellos grupos y personas que van descubriendo día a día que Jesús, su palabra y su testimonio, nada tienen que ver con todo eso, y sí, en cambio y mucho, con la vida de las gentes, de todas, pero de manera especial de quienes más sufren las consecuencias de las tragedias y del mal de los hombres.


Porque ya no es la fe en Jesús lo que les mueve y les impulsa a actuar, sino el seguimiento tras Él, contribuyendo desde y con su compromiso a hacer cada día un poco más efectivo su Reino, en el que todas y todos tengan cabida.


Porque, al final, es la ética y el comportamiento lo único que de verdad vale la pena de cara a unir a hombres y mujeres, por encima precisamente de creencias, entre otros, que, a la postre, suelen ser las que más inciden a la hora de crear secta y división.”


Joan Zapatero