sábado, 7 de noviembre de 2020

Lo que no está en el ADN del cristianismo...


 “En la iglesia católica ¿por qué se admite a hombres casados en el diaconado y no en el presbiterado cuando ambos son ministerios ordenados?; ¿por qué se exige a los sacerdotes ser célibes cuando no existe una relación intrínseca entre sacerdocio y celibato?; ¿solo las personas heterosexuales son hombres?; ¿qué son entonces los homosexuales, extraterrestres, demonios?; ¿por qué se excluye a los homosexuales de los seminarios y del ministerio sacerdotal?. ¿Por qué no se admite a las mujeres al ministerio sacerdotal, cuando durante siglos ejercieron funciones presbiterales?


Homofobia, machismo, sexismo, patriarcado, celibato clerical: son prácticas y hábitos que no se encuentran, ciertamente, en el ADN del cristianismo, pero sí están instalados –incrustados, mejor- en la mente de no pocos eclesiásticos. ¿Cómo erradicarlos?  Quizá el camino sea una actitud eminentemente evangélica y muy jesuánica: la metanoia, el cambio de mentalidad y de conciencia, de pensar y de actuar.


La metanoia consiste en cambiar los cráneos endurecidos, las mentes cerradas, las conciencias adormecidas; deconstruir las masculinidades hegemónicas y sagradas, y sustituirlas por otras igualitarias y alternativas; deconstruir las feminidades sometidas al patriarcado y sustituirlas por el feminismo en defensa de la justicia de género; deconstruir las moral de esclavas impuesta por las religiones a las mujeres y sustituirla por la ética de la emancipación;  deconstruir la heteronormatividad y la binariedad sexual y sustituirlas por la pluriversalidad afectivo-sexual.


Dicho cambio no es fácil, pero tampoco imposible. Es posible, ciertamente, pero siempre que pongamos manos a la obra. No vale cruzarse de brazos.”


Juan José Tamayo