domingo, 19 de julio de 2020

Crisis de confesionalidad codificada, no de sentimiento religioso...



“No es la religión la que se encuentra en peligro, ya que el anhelo de felicidad y de búsqueda de la trascendencia (religare) existe en todas las culturas y épocas desde el comienzo de la humanidad. 


Lo que está en crisis es la confesionalidad, algo muy distinto y que tiene que ver con la manifestación externa del sentimiento religioso canalizado a través de una autoridad sagrada y jerárquica y con una praxis que no libera al ser humano. 


La religión no puede confundirse con los códigos y normas que le dan forma externa a este sentimiento. Las confesiones religiosas desaparecen cuando falla el ejemplo y la impostura se adueña de de sus seguidores, centrados en los ritos y liturgias en detrimento de la vivencia coherente de la fe . Y cuando esto no se manifiesta, crece el desinterés social hacia los modelos religiosos actuales.


El cristianismo (y cualquier otra manifestación religiosa) pierde su pujanza espiritual y social cuando la institución religiosa que le da soporte estructural y organizativo comienza a ser más importante que el mensaje; se cae en la tentación de las alianzas con el poder y ya no tiene nada que ofrecer con valor verdaderamente religioso. 


Ya no se acepta la mercantilización ni la imposición de lo sagrado y los espíritus más audaces y deseosos de vivir coherentemente su fe buscan fuera lo que no encuentran dentro de su Iglesia.


El sentimiento religioso se transforma hacia una mayor autenticidad. Esa búsqueda trascendente tan relacionada con propiciar el bien de nuestros semejantes resulta más auténtica y viva que en los tiempos en que la confesionalidad nos fue impuesta difuminando el amor del evangelio.”


Gabriel Mª Otalora