domingo, 2 de febrero de 2020

Utilizar a Dios para justificar intereses...


"El gran peligro de la Iglesia es absolutizar su papel mediador e identificar sus objetivos teológicos con sus intereses institucionales.

Toda institución tiene una inevitable y peligrosa proclividad a convertirse en fin en sí misma. La referencia teológica puede aquí funcionar de una doble manera. Puede utilizarse la autoridad divina para legitimar lo que es, en realidad, producto histórico o condicionamiento cultural; o para justificar simplemente los intereses de una burocracia anquilosada. Se podrían multiplicar los ejemplos históricos. En nombre de Dios se declararon guerras y cruzadas, se condenó a Galileo, se implantó la Inquisición y se obligó a una lectura literalista de la Biblia... Está bien que con el paso del tiempo se reconozcan los errores y se pida perdón, pero lo que en realidad haría falta es que estas cosas no se vuelvan a repetir, que la Iglesia aprendiese a no usar precipitada o irrespetuosamente la autoridad divina para defender causas que después se revelan como meramente humanas.

A la Iglesia le cuesta reconocer su historicidad y, no pocas veces, alegando amor a lo eterno lo que hace, en realidad, es defender formas de vida y de cultura pasadas, pero en las que ella estuvo cómoda. En la Iglesia hay anacronismos enormes y hasta ridículos, que con frecuencia contemplamos con comprensión y a los que, quizá, nos hemos acostumbrado, pero a los que no nos deberíamos resignar, porque está en juego la relevancia del Evangelio en una sociedad para la que hay cada vez más formas de vida eclesiástica extrañas e inaceptables."

Rafael Aguirre Monasterio