No basta
"También de la Iglesia depende la transformación de este planeta y de esta humanidad hacia una forma más justa y libre, más fraterna y feliz. Y la condición fundamental para que la Iglesia sea transformadora es su propia transformación profunda. Llevamos siglos de retraso: es urgente que la Iglesia deje sus formas y doctrinas religiosas tradicionales, para convertirse en Iglesia profética y mística. Para ser la fraternidad que soñaba Jesús, aunque nunca pensó en ninguna forma de Iglesia futura.
No basta reformar la Curia vaticana ni perseguir la pederastia. ¡Qué menos! Como tampoco basta “ordenar” a hombres casados, y menos aún nombrar diaconisas de segundo orden, subordinadas a varones clérigos. Veo a Francisco profundamente anclado todavía en un lenguaje religioso y en un modelo clerical de Iglesia. Lo escucho predicar ideas teológicas de hace milenios: que Dios es un Señor que interviene cuando quiere, que Jesús murió para expiar nuestros pecados, que el demonio en persona actúa, que la teoría del género es “una colonización ideológica” y una “maldad”, que matrimonio solo hay uno, porque “hombre y mujer los creó” Dios.
Todo eso ya no lo entiende casi nadie. No inspira a nadie. Para ser profética, la Iglesia ha de abrir de par en par sus viejas murallas doctrinales e institucionales, atravesar hasta la otra orilla, postsecular y posreligiosa. Allí donde viven, gozan y sufren, conversan y buscan los hombres y las mujeres de hoy. Donde sopla el Espíritu."
José Arregi