lunes, 2 de diciembre de 2019

Sobre dogmas...


"Dogma es un término que tiene mucho que ver con la firmeza en la posesión de la verdad.

El dogma se refiere por antonomasia a las verdades inmutables de la fe cristiana. En sus primeros siglos, la Iglesia se esforzó por definir, con precisión conceptual milimétrica, un “credo” como confesión y proclamación de los contenidos básicos de la fe cristiana a fin de preservarla de opiniones supuestamente desviadas o corrosivas. 
Para dar mayor consistencia y durabilidad al elenco de dogmas, se estableció incluso un “cierre” definitivo de la cuestión decretando que toda la revelación estaba contenida en los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos considerados canónicos y proclamando un credo intocable. 

Opino que urge someter este tema a un severo reajuste de perspectiva, descendiendo de las oscuras cumbres de la verdad abstracta, desde las que las jerarquías eclesiales otean el panorama y amarran férreamente las conciencias de sus fieles, a las cavernas de la caridad que cura pústulas, quita hambres, enjuaga llantos, gesta esperanzas, consuela soledades, produce alegrías y abre caminos de humanización.

El dogma católico necesita un riguroso filtrado por la caridad, una vivificante lectura hecha desde el amor. El rigorismo de las fórmulas hiere la madura conciencia crítica de nuestro tiempo. El afán inquisidor debe ser incinerado en los altos hornos del sentido común y la grandilocuencia litúrgica, guardada en relicarios. El evangelio cristiano tiene que ser levadura que fermenta, sal que vigoriza y luz que ilumina.

Religión, ciencia, política y moral, cuatro grandes dimensiones de la conducta humana, sometidas a un único dogma inmutable e irreformable: el valor supremo de la vida humana."

Ramón Hernández Martín