"Más allá de algunas declaraciones en favor de la igualdad entre hombres y mujeres y de algunos intentos por incorporar a las mujeres a puestos subalternos, en la Iglesia católica sigue manteniéndose el patriarcado en estado puro, es decir, como sistema de dominación sobre las mujeres, basado en la masculinidad sagrada.
Un patriarcado que se traduce en la exclusión de las mujeres del ministerio eclesial, del acceso directo a lo sagrado, de las funciones directivas, de la elaboración de la doctrina teológica y moral, y en la negación de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.
La Iglesia católica sigue configurada hoy como una patriarquía. Mientras no se conforme y funcione como una comunidad igualitaria –no clónica- de hombres y mujeres, todo intento de reforma terminará en un rotundo fracaso."
Juan José Tamayo