“La religión es comparable a la luna, que ilumina la Tierra pero recibe su luz del sol. En sí misma, la luna carece de fuerza; su brillo es tan solo el reflejo del sol. Si la luna se coloca entre la Tierra y el sol ocurre un eclipse de sol, y en la Tierra reina la oscuridad. Lo divino se puede comparar con el sol: ilumina la religión para que ésta brille para las personas y les acompañe en la oscuridad de su búsqueda. Pero en cuanto la religión se toma demasiado en serio, colocándose entre Dios y la persona, entonces oscurece a Dios y se produce un eclipse de Dios.
En su meta parece que coinciden las religiones. Cuando se penetra hasta la médula, se encuentra la misma verdad, solamente se utilizan diferentes térmi- nos para denominarla. Las religiones se diferencian en sus caminos de retorno hacia la Realidad última y en sus intentos de darle un nombre.
La verdad que es común a todos yace en el núcleo de todas las religiones. Tan solo ha realizado el sentido y la meta de la religión aquél que oye la sinfonía Dios más allá de todas las estructuras.”
Willigis Jäger