“La búsqueda de la experiencia de Dios constituye el centro mismo de la fe viva y personal y el contenido principal de toda teología, con independencia de sus tendencias y corrientes.
Experimentar a Dios no es pensar sobre Dios, sino sentir a Dios con todo nuestro ser.
Para encontrarnos con el Dios vivo y verdadero a quien poder entregar el corazón necesitamos negar a aquel Dios construido por el imaginario religioso y atrapado en las redes de la doctrina.
Después de habernos sumergido en Dios y haber sentido cómo nace de dentro mismo de nuestro corazón, podremos libremente reasumir las imágenes y las doctrinas, las cuales, una vez desprendidas de su pretensión de definir a Dios, se transfiguran en metáforas con las que nos acercamos al Misterio para no resultar abrasados por este.
Aun sin un nombre adecuado, Dios arde en nuestro corazón e ilumina nuestra vida. Entonces no necesitamos ya creer en Dios. Simplemente, sabemos de su existencia porque lo experimentamos.”
Leonardo Boff