“En todas las situaciones de la vida, la “voluntad de Dios” viene a nosotros ya no meramente como el dictado externo de una ley impersonal sino antes bien, por sobre todo, como una invitación interior a un amor personal.
Con demasiada frecuencia, el concepto convencional de la “voluntad de Dios” entendida a la manera de una fuerza inescrutable y arbitraria cerniéndose sobre nosotros con una hostilidad implacable, lleva a los hombres a perder la fe en un Dios al que sienten que no pueden amar.
Semejante concepción de la voluntad divina conduce a la debilidad humana en dirección hacia la desesperación. Tales “dictados” arbitrarios procedentes de un Padre dominante e insensible suelen ser más semillas de odio que de amor.
Si este es nuestro concepto de la voluntad de Dios, únicamente desearemos huir lo más lejos posible de Él y ocultarnos por siempre de Su Rostro. ¡Tanto es lo que depende de la idea que tenemos de Dios!
Tenemos que aprender a tomar conciencia de que el amor de Dios nos busca en toda situación, y de que busca nuestro bien.”
Thomas Merton