“No es correcto decir, como a veces se afirma, que Jesús puso a Pedro al frente de la Iglesia como primer papa. Y tampoco es correcto decir que, desde entonces, Pedro tuvo sucesores de manera ininterrumpida.
El concepto de "Iglesia" como la reunión de las comunidades cristianas, al frente de la cual debía estar Pedro como papa, no existía en tiempos de Jesús, de modo que éste no pudo haberle encargado al apóstol que fuera su piedra fundamental. Tampoco Jesús podía haber imaginado que, luego de su muerte, sus seguidores iban a organizar la Iglesia con la presencia de sacerdotes y obispos, al frente de los cuales estaría la figura de un papa.
El papado es una institución tardía, surgida a fines del siglo II, creada sobre la base de factores circunstanciales, e implantada de modo permanente en la época del emperador Constantino (siglo IV). Surgió, pues, como resultado de un proceso histórico, no de la voluntad histórica de Jesús.
Si algún día la Iglesia quisiera prescindir de los papas, y organizarse de otra manera, podría hacerlo sin ser infiel a la voluntad de Jesús, porque no fue él quien los puso al frente de la Iglesia, ni forman parte del mensaje del Nuevo Testamento, ni del credo, ni de la esencia del cristianismo.
Tras una historia a la vez gloriosa y sombría, la Iglesia debería replantearse hoy el sentido y la misión del papado.”
Ariel Álvarez Valdés