“Jesús, que es una nueva creación, llama a todas las personas a la reconciliación consigo mismas, con los demás y con la créación.
La primera de todas, la reconciliación con uno mismo, el auténtico amor por uno mismo, no debe ser subestimada. Jesús enseñó a la gente a amarse a sí misma, a perdonarse, a reconocer la belleza divina y la cualidad de persona real en sí misma.
Es aquí donde uno empieza a aprender a amar a Dios, como lo atestigua el psicólogo Otto Rank: “Ser amados por Dios, lo cual se manifiesta como amor a Dios, sólo puede experimentarse sobre la base de la aceptación de nosotros mismos”.
Jesús libera a las personas del odio hacia sí mismas y del masoquismo. Las libera para que sientan compasión de sí mismas. De este modo, nos libera del pesimismo, que, como señala Rank, es la base del sadismo.
Al invitar a las personas a amar a los demás como se aman a sí mismas, Jesús incluye tanto la indispensable compasión por el yo como la compasión por los demás.”
Matthew Fox