“Una dirección en la Iglesia formada por varones célibes impuso finalmente en el siglo XI la prohibición del matrimonio para todos los sacerdotes de la Iglesia Occidental.
En la Iglesia Oriental, el clero, a excepción de los obispos, puede casarse y está, por tanto integrado en la estructura social de forma mucho más cercana al pueblo.
En cambio, el clero célibe de Occidente parece totalmente separado del pueblo cristiano, a causa sobre todo del celibato: se trata de un estamento social propio y dominante que, en virtud de su superior “perfección” moral, es antepuesto por principio al estamento laical y solo está subordinado por entero al Papa.”
Hans Küng