“El hombre no debe tener un Dios pensado ni contentarse con Él, pues cuando se desvanece el pensamiento, también se desvanece ese Dios. Uno debe tener más bien un Dios esencial que se halla muy por encima de los pensamientos de los hombres y de todas las criaturas. Este Dios no se desvanece.
Quien posee a Dios así, en su esencia,lo toma al modo divino, y Dios resplandece para él en todas las cosas, porque todas las cosas tienen para él sabor de Dios y la imagen de Dios se le hace visible en todas las cosas.
Esta actitud no la puede aprender el ser humano mediante la huida, es decir, huyendo exteriormente de las cosas y yendo al desierto; al contrario, debe aprender a tener un desierto interior dondequiera y con quien quiera que esté. Debe aprender a penetrar a través de las cosas y aprehender a su Dios ahí dentro, y ser capaz de imprimir la imagen de Dios en su fuero íntimo vigorosamente, de manera esencial.
El hombre debe estar compenetrado de la presencia divina y configurado a fondo con la forma de su Dios amado y hacerse esencial en Él, de modo que le resplandezca su Presencia sin esfuerzo alguno.
La gente aprehenderá a Dios en todas las cosas y siempre encontrará en ellas a Dios en la misma medida.”
Maestro Eckhart