viernes, 14 de mayo de 2021

Apertura a lo divino que nos habita...


 “Todas las religiones van enfocadas hacia una Realidad última. En occidente, desde hace algunos milenios, la denominamos Dios, otros la llaman Tao, Nirvana o Brahmán. La oración es comunión con esta Realidad última. Es el intento de entrar en contacto consciente con ella que nos penetra siempre.

La oración supone cierta polaridad; la que hay entre el ser humano y Dios, entre lo finito y lo infinito, lo individual y lo universal, lo imperfecto y lo perfecto. La oración se basa en esta condición de tensión interior, intentando unir lo que está separado. Pretende poder en contacto nuestra consciencia cotidiana con nuestra naturaleza auténtica, con lo divino en nosotros. La oración crea unidad entre dos aspectos de la realidad que están desunidos en nosotros.


Tanto lo personal como lo transpersonal forma parte de los seres humanos, o, usando la terminología religiosa, lo humano y lo divino. Es un sistema de coordenadas: natural - sobrenatural. Si estamos en el centro de este sistema de coordenadas, seremos totalmente humanos. Quien descuida, o incluso niega, lo divino en su existencia, quedará estancado en su proceso de maduración.


Las personas deberían rezar para abrirse a lo divino, para que lo divino rece en ellas. La verdadera oración no pide nada. Es puro abandono. En la mística la oración de petición es la forma inferior de acercamiento a Dios.”


Willigis Jäger