“Padre y Madre nuestra, alabada seas en todo el universo. Ayúdanos a comprometernos por la verdadera paz, que nace de la justicia, en esta tierra, para los hombres y mujeres que tanto amas.
Te pedimos que nos alientes a caminar cada día hacia Belén, con el deseo de mejorar nuestro mundo, compartiendo el pan y la acogida, la concordia y la amistad, la ternura y la equidad.
Cumpliremos tu voluntad de felicidad y dignidad para la humanidad y para nuestra Tierra, cuando seamos sencillos en nuestras vidas, desprendidos, comprometidos por una vida en plenitud y agradecimiento.
La Navidad de cada día nos invita a ofrecer nuestro perdón y a dejarnos perdonar, a sentirnos perdonados, a llevar la reconciliación a nuestro mundo y a quien camina a nuestro lado.
Quienes sufren la marginación, el odio y la noche de la desesperación, son la llamada para encontrarte en sus existencias heridas. Allí te hallaremos si nos hacemos próximos, si abandonamos nuestra comodidad y salimos a su encuentro.
Solo así hallaremos la verdadera estrella de la felicidad y la integridad, para nuestras vidas y para el universo del que formamos parte, que nos protege y envuelve, como si fuera tu abrazo, con cuidado y ternura.”
Miguel Ángel Mesa Bouzas