sábado, 7 de marzo de 2020

Conversión auténtica...


"Los feminismos son un movimiento de justicia social con las mujeres que cuestionan el patriarcado, que es el sistema mental y estructural que está en el origen de toda forma de violencia, empobrecimiento y subalternidad de las mujeres por el hecho de serlo. Entiendo que son tan diversos como somos las mujeres, pero todos coinciden en sumar la inteligencia colectiva y las luchas de las mujeres, así como de los hombres que quieran sumarse, para poner fin al pensamiento y la práctica sexista, con independencia de que quienes lo perpetúen sean hombres o mujeres. Todos y todas hemos de hacer un trabajo de desaprendizaje de patrones, conductas, relaciones introyectadas en nuestras vidas por el patriarcado. En estos nuevos aprendizajes y desaprendizajes entra también la espiritualidad y la teología. Somos muchas las mujeres cristianas y feministas articuladas en redes en el estado español desde hace más de 30 años. (Redes de Mujeres y Teología, Asociación de Teólogas de España, Red Miriam de espiritualidad ignaciana femenina, etc).
El cristianismo es una Buena noticia de liberación para las mujeres, sin embargo, la iglesia, se ha convertido en uno de los grandes bastiones del patriarcado. Sin cambio estructurales profundos que incluyen cambios en el derecho canónico, en la comprensión y la praxis de los ministerios, los lenguajes, etc, la iglesia no será nunca la iglesia de Jesús. Las cristianas y los cristianos no tenemos vocación de sacristía, sino de plaza pública, de comprometernos allá donde se juegan los intereses más hondos de la humanidad y no cabe duda que muchos de los intereses más hondos de las mujeres se están jugando en muchas de las reivindicaciones y propuestas que están haciendo los feminismos. En este sentido en muchísimos aspectos no hay contradicción, sino incluso yo cambiaría la pregunta ¿es posible hoy ser mujer cristiana y no ser feminista? 
No se puede seguir aplazando una renovación eclesial profunda que ponga fin a la discriminación que vivimos las mujeres en la iglesia, porque es urgente recuperar la comunidad de iguales que inauguró Jesús. Por eso reclamamos tener voz y voto y estar presentes en los lugares de toma de decisiones de la iglesia, no ser excluidas del acceso a ningún ministerio o tarea eclesial por nuestra condición de mujeres, poner fin a la violencia contra las mujeres y la feminización de la pobreza dentro y fuera de la Iglesia,entre otras demandas."

Mª José Torres Pérez