“El Dios de quien hablaba Jesús quiere precisamente lo que la Iglesia institucional católica teme más que nada: una vida humana libre, feliz y madura, que no nace de la angustia, sino de la confianza y que es liberada de las limitaciones de la tiranía de una teología tradicional que prefiere buscar la verdad de Dios en las escrituras sagradas antes que en la santidad de la vida humana."
Eugen Derwermann