viernes, 28 de junio de 2024

Fundamentalismo religioso…



 “El término “fundamentalista” tiende a aplicarse a creyentes de las distintas religiones, sobre todo a los judíos ultra-ortodoxos, a los musulmanes integristas y a los cristianos tradicionalistas. Pero también debe extenderse a las personas creyentes de otras tradiciones religiosas como el budismo, el hinduismo y en no pocos de los llamados “nuevos movimientos religiosos”.

Todos los fundamentalismos religiosos poseen características comunes: ausencia de hermenéutica y lectura literal de los textos sagrados: imagen patriarcal de Dios en las religiones monoteístas; afirmación de la inferioridad de las mujeres y, a veces, justificación de la violencia contra ellas en base a los textos sagrados; consideración de la masculinidad como referente de lo humano y de los valores morales; justificación de la violencia contra las personas no creyentes, las creyentes de otras religiones y las disidentes de la misma religión, una violencia que dice ejercerse en nombre de Dios; condena de la modernidad y del pluralismo inherente a ella; absolutización de la tradición, considerada norma de vida;  imposición del  pensamiento único; absolutización de las autoridades religiosas que actúan como representantes únicas de la divinidad y se convierten en “masculinidades sagradas”; interpretación religiosa de la realidad, generalmente pesimista y catastrofistas.


Todos los fundamentalismos tienen rasgos comunes que los hacen enseguida reconocibles. He aquí algunos: absolutización de lo relativo, que desemboca en idolatría; universalización de lo local, que desemboca en imperialismo; generalización de lo particular, que desemboca en pseudo-ciencia; elevación de lo opinable a verdad absoluta, que desemboca en dogmatismo; simplificación de lo complejo, cuyo género literario es el catecismo; eternización de la temporal, que desemboca en teología perenne; reducción de lo múltiple a lo uno, que desemboca en verdad única; sacralización de lo profano, que desemboca en confesionalización.”


Juan José Tamayo 

sábado, 8 de junio de 2024

Convivencia sana…



 “Con demasiada frecuencia, el ser humano recurre a descalificaciones, utilizando recursos simplones, que consisten en imponer una etiqueta despectiva a quienes discrepan de sus propios planteamientos.


Bien mirado, el fenómeno de la descalificación esconde, al menos, estas características: pereza intelectual, autoafirmación del propio ego, desprecio del otro e inseguridad afectiva de base.


Frente a la tendencia a la descalificación, que con frecuencia suele ir acompañada de acritud, la convivencia sana requiere valoración del otro, respeto y empatía. Más brevemente, tal convivencia armoniosa únicamente es posible cuando, superando la falsa creencia de separatividad, que nos hace creernos yoes separados, se vive de manera expresa en la consciencia de unidad.”


Enrique Martínez Lozano